martes, 31 de enero de 2017

Cuaderno de bitácora


Comenzó el año con una espesa niebla y temperaturas bajo cero, como consecuencia de una fuerte helada que comenzó a caer desde el mismo instante de la medianoche. Y qué decir de la frialdad de la fiesta de Nochevieja y Año Nuevo en El Plantel con la que tradicionalmente arranca el mes de enero. Parece como si el pueblo hubiera dado también la espalda a una corporación municipal que, precisamente, también parece gobernar de espaldas al pueblo y empeñada en cambiar o suprimir determinadas tradiciones. Y es que este evento, que siempre ha organizado el Ayuntamiento en colaboración con los quintos del año, por sí solo había logrado congregar a un gran número de gente, más joven y menos joven, reunida para celebrar la llegada del año en fraternidad y buena compañía. Pues bien, este año no. En esta ocasión, no sólo no se contó con los quintos del año para que sacaran un dinerillo con la barra del bar, sino que se organizó la fiesta para beneficio de una empresa privada (ni siquiera de la localidad), olvidándose de quienes habían de ser el alma de la fiesta: los vecinos. Por ese motivo, quizá, ni los más jóvenes se hicieron presentes en El Plantel, dando media vuelta tras comprobar los precios "populares" de la barra, el control impuesto por un portero en la entrada y la escasa afluencia de gente, pues ni siquiera la corporación municipal se atrevió a aparecer por allí, condicionados por otros acontecimientos vividos en días pasados.

Lejos quedan, por tanto, esos años en los que  Don Julián Turrero intentó fomentar que la llegada del año nuevo se recibiese también en la Plaza de la Constitución, además de festejarse con esta magnífica fiesta a la que ya estábamos acostumbrados desde hace años. El objeto: tomar las doce uvas al ritmo de las campanadas del reloj de la iglesia que anuncian su comienzo, al igual que se hace en muchas otras partes de España. Esta iniciativa se logró llevar a cabo varios años e, incluso, se amenizó con la quema de fuegos artificiales. Y fueron muchos jóvenes los que, principalmente, empezaron a participar en esta celebración, puesto que los más mayores continuamos con la costumbre de festejarla en familia, aunque luego terminábamos acudiendo al baile de El Plantel.

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Continuamos después con la festividad de los Reyes Magos, fecha para la cual, por cierto, aún quedaba alguna matanza por celebrar, interrumpida por las fiestas navideñas, y porque los cerdos aún no habían alcanzado suficiente peso, por lo que algunas familias de Burguillos, que continúan con esta tradición, se afanaban en estos quehaceres, aún por estas fechas.

Los Reyes Magos, otra tradición ajena a la ideología de nuestros actuales dirigentes municipales que, ni estaba en su programa navideño, ni ellos los esperaban, por lo que esta decisión también privó a muchos de los niños de nuestro pueblo de la ilusión de verles en El Plantel. Sus Majestades, los Reyes de Oriente, debieron contentarse con repartir sus regalos, anónimamente, en los respectivos hogares, lugar al que ha sido relegada -en esta legislatura política- la otrora saludable vida público-social de nuestro pueblo. Y en detrimento, también, de los bares de la localidad, pues niños y adultos no tuvieron otra opción que marcharse a ver la cabalgata de Toledo y pasar allí ya la tarde.

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Pues bien, pasado este capítulo navideño, se reanudaron las actividades habituales del pueblo y las propias de esta época. Principalmente, la recolección de la aceituna, una de las más importantes labores agrícolas de Burguillos de Toledo, interrumpida durante las navidades cuando aún apenas sí se había empezado con ella. Este año la campaña estuvo marcada por la ausencia de lluvias del pasado año, por lo que se espera una recolección significativamente inferior a la de años anteriores.


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Entre los que nos dejaron, Andrés Hernández, que el día diez de enero fallecía en el hospital Virgen de la Salud de Toledo. Otro querido burguillano al que decíamos adiós a la edad de ochenta y dos años, después de varios meses de lucha contra una enfermedad en este centro sanitario. ¡Descanse en paz!

Y sin apenas tiempo para pensar en ello, el día quince, a través de la prensa, nos llegaba la noticia del fallecimiento de otro ilustre burguillano afincado en tierras vallisoletanas que, pese a todo, decidió ser enterrado en su pueblo de nacimiento, junto a sus padres y abuelos. Se trata de Don Pascual Herrera García, ingeniero agrónomo muy bien considerado en aquella región 

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También el domingo, día 15, a eso de las dos de la tarde, un estremecedor incendio se desataba en una vivienda de la calle Layos (antigüo camino a esta localidad vecina), muy cerca de La Atalaya. Durante más de una hora el fuego se hizo presa de esta casa, construida en madera, alentado por el fuerte viento reinante en ese momento, sin que los efectivos de las más de cinco unidades móviles de bomberos, desplazados hasta el incendio, pudieran hacer nada por evitarlo. El fuego se inició en la parte superior de la chimenea de la vivienda y en pocas horas devoró la misma. No hubo que lamentar, afortunadamente, desgracias personales.

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Y si frío comenzó el año, desangelados llegamos a la festividad de San Antón. Sólo dos hogueras hubo esa noche, tradicionales por cierto: la de la Plaza Concejo y la de la Plaza de la Constitución. Aunque también hubo alguna más privada. Pero esto va de compartir y de confraternidad y quizá haya algo que no se hace bien cuando falta participación. Otros años, la espontaneidad de esta fiesta conllevó que se hicieran más hogueras en otros barrios, a iniciativa de vecinos que llegada la noche decidían juntarse al calor de la lumbre. pero ahora eso no es posible, pues nuestro Ayuntamiento exige la solicitud previa de un permiso para encender las hogueras. Justificado, o no, quizá ese sea el motivo por el que está fiesta haya venido a menos en nuestro pueblo.

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Por último, fue la lluvia la que llegó para acabar el mes y comenzar el de febrero, amenazando con deslucir la tan esperada romería de San Blas, fijada para el primer sábado del mes de febrero. Estamos acostumbrados al frío y al viento propios de esta época, los cuales no han sido causa suficiente para que la romería no se celebrase en años anteriores, pero se temió que este otro elemento, la lluvia, pudiera condicionar su celebración en el presente.

sábado, 28 de enero de 2017

Nueva sección


Ultimos retoques...




Últimos retoques en la ermita y su entorno y todo listo para la celebración de San Blas. Hoy, después de ocho años y medio de obras y, tras concluir los trabajos de limpieza para dejarla preparada de cara a la próxima romería, la sensación que se respiraba en su interior era que la ermita ya ha cobrado vida. Al menos a nosotros así nos lo parecía y espero que alguna de estas fotos así os lo transmitan. Con esa luminosidad natural que la caracteriza y que realza el blanco de sus paredes y techos, creando una atmósfera sublime que embriaga a cualquiera, aún faltando todo lo que queda por hacer. Ahora sólo cabe esperar que el próximo sábado nos haga una mañana como ésta o que, al menos, no nos llueva, y podáis disfrutar de ella como nosotros lo hemos hecho hoy.














jueves, 26 de enero de 2017

La imagen corporativa

En un artículo anterior -publicado el 17 de diciembre pasado-, nos preguntábamos qué sería ésto. Pues bien, aunque no existe confirmación oficial, ya lo sabemos: la nueva imagen corporativa del Ayuntamiento. "Inspirada en la bandera del municipio", como se pone de manifiesto en la nueva página web (en construcción) que está elaborando el "activo" consistorio burguillano. Nos dicen también que el elemento principal de la bandera es una muralla hexagonal almenada, que es la que recoge la imagen corporativa. Pues miren, ¡no es así!, léanse bien la Orden de la Consejería de Presidencia y Administraciones Públicas del 18 de mayo de 2015 (mediante la cuál fue oficializada) y comprobarán que dicha muralla no es almenada, sino con torres en sus ángulos. Tampoco termino de ver las almenas en esta nueva imagen corporativa, aunque hay un detalle que me llama la atención: que estén de puertas para dentro. Claro que, más bien, parecen otra cosa, que ellos sabrán qué significado tiene, pero que tampoco nos quieren desvelar. ¡Menos mal que ya nos conocemos!

Parece que la obsesión del grupo municipal que ostenta la mayoría política en esta corporación, con el alcalde a su cabeza, no tiene límites. De lo contrario, no se entiende este empeño por cambiar todo aquello que está a su alcance y que es contrario a su ideología. A no ser que algún día nos den una explicación. Algo que echamos de menos cada vez que nos encontramos con actuaciones unilaterales como ésta. Si, al menos, estuviéramos debidamente informados o hubiera lugar para el debate, que no lo hay, evitarían que nos sintiéramos tan molestos y especulando sobre las verdaderas motivaciones que les mueven a hacer este tipo de cosas.

Pero, volvamos al hecho: Imagen Corporativa. ¡Qué bien suena! y ¡qué lindas palabras! En eso, sin duda, son unos maestros. Pero... ¿es qué acaso no teníamos ya unos símbolos municipales que nos representaban?, ¿era necesario cambiarlos?, y si era así ¿con qué criterio? y me pregunto también, ¿dónde está la transparencia en un procedimiento de estas características, del cual ni siquiera se ha informado a la población? Puedo entender su interés por modernizar la imagen corporativa municipal, con líneas más sencillas y suaves, o colores uniformes, como han hecho otros muchos ayuntamientos para adaptarse a los nuevos entornos comunicativos en los que nos movemos, o con el fin de conseguir un ahorro de costes a la hora de imprimir distintos soportes. Lo que no entiendo es que se modifique la esencia de un símbolo principal, como es el escudo de la localidad, que realmente sí nos inspira una sensación de identidad y pertenencia a nuestro pueblo de Burguillos de Toledo y que está basado en un rigurosísimo y contrastado estudio de nuestro pasado y de nuestros orígenes. Y, cómo no, sujeto a un proceso transparente, público y participativo, a la vez que democrático, aprobado en las diferentes instancias que marcaba la legislación vigente en aquel momento.

domingo, 15 de enero de 2017

Cerro Gordo

El Cerro Gordo es uno de los montes que forman la denominada "Sierra de Nambroca", constituyendo el extremo de la parte oriental de esta hilera de elevaciones que se sitúa al sur del término de Burguillos de Toledo y Nambroca, y que se extiende en dirección este-oeste. La parte central de la Sierra es la más elevada, con el Pico Marica como protagonista, decreciendo la altura de los demás a medida que nos alejamos  tanto a uno como a otro lado del mismo. La cima de este cerro se sitúa a 838 metros de altitud sobre el nivel del mar y no es, por tanto, el monte más elevado de la sierra, pero sí el que queda más aislado o "desprendido" del resto de esta pequeña cadena montañosa. Se encuentra en el entorno de la finca conocida como Casa Meca, junto a la carretera Nacional 401 (Madrid-Ciudad Real) y muy cerca de la confluencia del arroyo de la Rosa con esta vía de comunicaciones.

 
 
 


sábado, 14 de enero de 2017

Escalera del camarín


Se han concluído las obras de consolidación, reparación y llagueado de los paños de la escalera izquierda que conduce al camarín de la Virgen. Este espacio, a diferencia de la escalera derecha, se encontraba sin enfoscar, con las paredes tal y como se encuentran en su parte exterior, por lo que se ha respetado el conjunto tal y como estaba, pero reparando una enorme grieta vertical que  discurría por la pared frontal de la imagen, desde el techo hasta el tragaluz que hay en la parte inferior derecha.

De esta manera se concluyen los trabajos del recinto que incluye el camarín y la sacristía inferior, los cuales, unidos al resto de la cabecera (formada por el altar y el crucero), permiten que a partir de ahora todos los esfuerzos se concentren en recuperar el techo de la bóveda y paños de la nave principal, preservando este espacio del resto de las obras.







viernes, 13 de enero de 2017

Burguillos de Toledo y su gente

LLa familia Tejada no es originaria de nuestro pueblo. Los primeros integrantes de este linaje debieron llegar a Burguillos de Toledo a mediados del siglo XIX, aunque las primeras noticias escritas que tenemos de ellos son de comienzos del s. XX. Estas primeras referencias son a cerca de los hermanos Enrique (n.d.-1905) y Emilio (1855-1932) Hernández de Tejada y Roncero, a los cuales no sabemos si les unía algún otro vínculo con el pueblo o el motivo por el que se fijaron en él. Lo que si es evidente es que comenzaron adquiriendo ciertas propiedades, algunas en subasta, y prestando su dinero a propietarios o agricultores con dificultades, por lo que debía tratarse de una familia bastante adinerada, con residencia habitual en la ciudad de Madrid.

Sus padres eran doña Josefa Roncero Lopez (n.d.-1891) y don Elias Hernández de Tejada (n.d-1875), un comerciante madrileño con establecimiento mercantil en la calle Arenal.


Precisamente, el 26 de marzo de 1864, un grupo de propietarios en diversas provincias, presentaban un manifiesto en las Cortes, solicitando la creación de una guardería rural que diera seguridad a las explotaciones agricolas, entre los que se encontraba éste (Elias Hernández de Tejada) y otros propietarios de Burguillos de Toledo, como D. José Maria Perez Caballero o el marqués de la Torrecilla, propietario de la dehesa de Sielma. A tenor de esto, es probable que en esta fecha ya fuera propietario el Sr. Hernández de Tejada de alguna propiedad en el pueblo y, por tanto, el primer miembro de este linaje en llegar a Burguillos de Toledo.

Volviendo a uno de sus hijos, don Emilio Hernández de Tejada Roncero (el que más presencia tuvo en el pueblo) resulta curioso, sin embargo, que a lo que realmente se dedicara es a su profesión como médico sanitario militar. Aunque tampoco resulte incompatible con la administración de lo que parece era un importante patrimonio familiar o personal, el Sr. Hernández de Tejada ingresó en el cuerpo sanitario del Ejército en el año 1877 y entre 1889 y 1895, al menos, estuvo destinado en el Regimiento de Infantería de León. Desde aquí tuvo que incorporarse en el Ejército colonial español que participaba en la Guerra de Cuba, permaneciendo en la isla caribeña durante varios años. Tras su regreso, fue nombrado Subinspector del Hospital de Pamplona (año 1900), y pasando finalmente a Subinspector de la Plana Mayor en el año 1911, por lo que su vida debió desarrollarse muy lejos de Burguillos de Toledo. Utilizaría esta hacienda, probablemente, como simple residencia de recreo, pero la eligió finalmente como el lugar donde pasar su retiro, hasta su fallecimiento en el año 1932.

Ya en 1912 había fallecido su esposa, Doña Isabel Gómez y Rojas, con la que tuvo varios hijos: María, Elías (como su abuelo), María Susana y Josefina. Con esta generación se truncó la continuidad del apellido Hernández de Tejada por esta rama de la familia, al fallecer sin descendencia el único varón nacido del matrimonio. El señorito Elías, como era conocido en Burguillos de Toledo, y su hermana Susana, se quedarían solteros, aunque para nosotros serían los que más protagonismo tuvieran en el pueblo durante esta época de principios del siglo XX.


En el patio de la hacienda que se conoce como "Casa Tejada", y que está situada en la Plaza Concejo, podemos encontrar el escudo de armas del Señorío de Tejada al que, sin duda, pertenecen los miembros de esta familia. Este privilegio fue otorgado por Ramiro I, rey de Asturias y León en el año 844 a don Sancho de Tejada y a sus trece hijos, sobre ciertos territorios de la Sierra de los Cameros, en La Rioja, de donde procedería este linaje. Es uno de los pocos señoríos que no fueron abolidos tras la promulgación de la Constitución de Cadiz de 1812 y sigue otorgando el privilegio de hidalguía a todos los descendientes de don Sancho, aunque no conserven el apellido Tejada, así como el derecho a usar el citado escudo del so!ar.