Una gran iniciativa, pero con un sabor agridulce, descafeinado y pobre. El acto plenario de oficialización celebrado en nuestra localidad nos deja la sensación de haber perdido una gran oportunidad de mostrar lo que somos a nuestros pueblos hermanos. Su pésima organización, la nula participación de la ciudadanía y la de sus asociaciones, así como la poca capacidad de convocatoria del equipo de gobierno actual ha dejado en evidencia a este último; que no al pueblo, ajeno por completo al acto y a sus connotaciones. El absolutismo excluyente de quienes nos dirigen y la falta de comunicación y difusión entre los vecinos de algo de estas características, ha impedido que nos mostráramos como somos y que diéramos el debido recibimiento a quienes con este motivo nos visitaron.
Incluir este acto como una actividad más de su programa cultural -cervantino, que llamaron sin saber bien por qué-, la invitación precipitada y a última hora que se hizo a la representación del pueblo que estimaron oportuna, la falta de previsión en el aforo del salón de plenos, la ausencia de megafonía, la actuación rociera programada como bienvenida, utilizar el acto para inauguraciones propias y la posterior desbandada para disfrutar de los encantos de la ciudad de Toledo y de su gastronomía, dicen poco de lo que debiera haber sido el acto en sí. Quizá aquella expedición sevillana que ya hace años nos visitó como primera muestra de confraternización se llevara una mejor sensación que la que ha dejado entre los burguillanos y burguilleros esta otra celebración, muy al estilo de lo que, desafortunadamente, en esta etapa nos toca.
Incluir este acto como una actividad más de su programa cultural -cervantino, que llamaron sin saber bien por qué-, la invitación precipitada y a última hora que se hizo a la representación del pueblo que estimaron oportuna, la falta de previsión en el aforo del salón de plenos, la ausencia de megafonía, la actuación rociera programada como bienvenida, utilizar el acto para inauguraciones propias y la posterior desbandada para disfrutar de los encantos de la ciudad de Toledo y de su gastronomía, dicen poco de lo que debiera haber sido el acto en sí. Quizá aquella expedición sevillana que ya hace años nos visitó como primera muestra de confraternización se llevara una mejor sensación que la que ha dejado entre los burguillanos y burguilleros esta otra celebración, muy al estilo de lo que, desafortunadamente, en esta etapa nos toca.
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