La frase "Quo Vadis" está vinculada a una tradición cristina que gira en torno a San Pedro Apóstol, aunque en esta imagen el que aparece es San Pedro Mártir. Se trata de una pintura atribuida al pintor toledano Juan Correa de Vivar (1510-1566), propiedad de una colección particular madrileña. Está pintada en una pequeña tablita que, por sus dimensiones (46,5x37,5 cm.) pudo ser concebida para cumplir la devoción privada de un fraile dominico, quien le pudo sugerir al pintor la iconografía inusual de San Pedro Mártir, sustituyendo al apóstol en el pasaje de ¿Quo vadis?. Podría tratarse, incluso, del propio retrato del fraile, devoto del santo, ya que el dominico representado se sale un poco de los cánones habituales del artista.
La imagen representa a Jesucristo caminando con la cruz a cuestas y volviéndose hacia un fraile dominico que le sale al encuentro, de rodillas, en actitud orante, a la puerta de un convento que bien podría ser el toledano de San Pedro Mártir, ya que la arquitectura que aparece al fondo del cuadro concuerda con la descripción que existe el convento en aquella época, formado por varias casas que se le fueron agregando y una calle pública que también se ve en la tabla.
San Pedro Mártir fue un gran conocedor de la Biblia, un gran defensor de la fe, con una severa forma de vida, inquisidor y, por todo ello despertó siempre la admiración entre sus hermanos de la Orden dominica de Predicadores. Por ello no nos debe extrañar que fuera encargada a Correa por algún dominico que sintiera por S. Pedro de Verona una devoción particular, como dice Isabel Mateo Gómez en su artículo "Una inusual iconografía de S. Pedro Mártir en una Tabla de Juan Correa de Vivar" (Arch. esp. de arte, LXXXIV, 336, Oct-Dic 2011) del cual he extraido esta información.
Pero lo que llama mi atención es la representación de Jesucristo con la cruz a cuestas, camino del calvario, y su relación con el santo. En un manuscrito del también dominico Jacobo de Voragine, fechado en 1452, año en que fue martirizado San Pedro de Verona, se nos cuenta la semejanza que su martirio guarda con la muerte de Cristo, y cómo San Pedro en el ardor de su Fe suplica al Señor beber en esta vida el Caliz de la Pasión.
Y lo que me hace reparar más aún en este hecho, es que de lo poco que conocemos de esta ermita, documentalmente hablando, es que en ella se veneraba la imagen del Cristo de la Cruz a cuestas que aún hoy seguimos conservando en la iglesia parroquial, mas conocido como el Cristo Nazareno. Como ya detallé en otra entrada relativa a Semana Santa esta imagen tenía su propia cofradía, en cuyos estatutos del año1721 se establecía que el día del jueves santo debía procesionar hasta la iglesia.
Es obvio, por tanto, cual es el origen de que esta imagen se encontrara en la ermita, ligada a la propia imagen de San Pedro Mártir de Verona, dada la estrecha relación que se establece entre ambas. Otro dato para reforzar la teoría que atribuye la ermita al mártir veronés.
Es obvio, por tanto, cual es el origen de que esta imagen se encontrara en la ermita, ligada a la propia imagen de San Pedro Mártir de Verona, dada la estrecha relación que se establece entre ambas. Otro dato para reforzar la teoría que atribuye la ermita al mártir veronés.
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