La ermita de Nuestra Señora de Burguillos -conocida popularmente con el sobrenombre de San Blas- es uno de los dos edificios emblemáticos de este municipio. La primera referencia escrita sobre este templo se encuentra en un documento mozárabe del Archivo de la Catedral de Toledo. Se trata del testamento de doña Charina, otorgado en julio del año 1209, en el cual manda un mizcal para la fábrica de la iglesia de Santa María de la Sisla y otro para la de Santa María de Burguillos.
Sin embargo, el edificio, tal y como ha llegado a nuestros días, es de finales del siglo XVI -época en la cual se emprendió una profunda remodelación que duró varios años-, aunque probablemente no diste mucho de la concepción original. Su planta es de cruz latina, de una nave mayor de cuatro tramos y ábsides planos, con dos cuerpos de sacristía en el testero y un transparente. Se cubre con bóveda de cañón, adornada con lunetos, y cúpula de media naranja sobre el crucero, arrancando de rico cornisamento sostenido por pilastras corintias. El cerramiento es de aparejo toledano y ladrillo simple en esquinas, coronándose con cornisa de ladrillo resaltado, aplantillado en algunos tramos.
En cierto inventario de las posesiones de esta ermita, realizado en el año 1700, aparecen dos cuadros de El Greco (una pintura de San Francisco y otra de San Jerónimo); posteriormente trasladadas a la iglesia parroquial, para terminar recayendo en manos de coleccionistas privados a comienzos del siglo XX.
El estallido de la guerra civil marcaría finalmente un hito en la historia de este singular monumento, por encontrarse en primera línea del Frente Sur del Tajo, en una zona donde se sucedieron multitud de enfrentamientos, desde el instante mismo del inicio de la contienda, hasta la ofensiva final de 1939. Los pueblos de Cobisa y Burguillos fueron reconstruidos al finalizar la guerra, restableciéndose los servicios públicos, pero ambas iglesias quedaron tan destruidas que apenas quedó financiación para recuperar las mismas, por lo que la necesidad de reconstrucción de la ermita no se consideró tan prioritaria; más tratándose de un edificio de tan extraordinarias proporciones.
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