El verano se ha hecho de rogar, con lluvias y temperaturas bajas para este tiempo, pero ya por fin parece que los calores se han adueñado de lo que les corresponde y los campos empiezan a amarillear, ofreciéndonos las estampas típicas de esta época. Algunas siembras están altas y cuajadas de espigas, mientras que otras se han visto perjudicadas por las lluvias y no van a ser tan fecundas. En otros casos, son las cardanchas y las malas hierbas las que se han adueñado de las márgenes de los caminos, favorecidas también por la abundancia de lluvias.
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