El desbroce realizado en la alameda de los prados concejiles, en días pasados, como medida preventiva de cara a un verano con alto riesgo de incendios, ha puesto de manifiesto la ubicación de la antigüa ermita de San Pedro. Al descubierto pueden verse gran cantidad de restos de material constructivo de aquel edificio, tales como trozos de ladrillo, tejas o piedras de sus muros.
Este lugar ha sufrido a lo largo del tiempo numerosos episodios destructivos, independientemente de que la ermita se derrumbara por sí sola. Con la posterior construcción de la carretera entre Cobisa y Burguillos, que se encuentra allí cerca, la mayor parte de estos escombros fueron utilizados como firme para la misma. Y ya, hace pocos años, el acerado y ampliación de la calle Arroyo de la Rosa, dieron al traste con lo poco que quedaba del ábside de la ermita, pero que aún permitía apreciar su forma circular y la orientación del edificio.
No estaría de más, que con la futura remodelación del entorno del arroyo de la Rosa, se tuviera en cuenta este enclave, para su mejor protección y conservación, como muestra de un pasado al que no deberíamos volver la espalda, sino tratar de recuperarlo.
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