domingo, 8 de febrero de 2015

San Blas 2015




El patio y la ermita de Nuestra Señora de Burguillos son los dos lugares donde transcurren los principales actos de la romería de San Blas, con cuyo sobrenombre también se conoce a la ermita. Se trata de uno de los dos edificios religiosos de la localidad. Aunque ha estado abandonado durante más de sesenta años, desde hace otros ocho se encuentra en proceso de restauración y, aún a pesar de seguir sin culto, en la ermita se celebra ya la misa de la romería (y también la del Día de Todos los Santos). Su fachada se engalana, para esta ocasión, con dos pendones de San Blas y Santa Lucía, que cuelgan desde los huecos de las campanas de su espadaña. Las imágenes de ambos santos estaban presenten en los altares laterales de la ermita, desde muy antigüo, junto a la de la Virgen de la Pera y la de Ntra. Sra. de Burguillos, titular de la ermita, que por este motivo ocupaba un lugar más preponderante, en la hornacina del altar principal.


Aunque la ermita es el eje central, en torno al cual, giran las actividades de la romería, es desde la iglesia parroquial de Santa María Magdalena donde parte la procesión con la imagen del santo hasta la ermita. Antigüamente, San Blas, se veneraba en la ermita, y allí permanecía su imagen durante todo el año. Sin embargo, aquella fue destruída durante la guerra civil, con motivo del saqueo y ocupación de ambos edificios religiosos, consecuencia de aquellos tristes acontecimientos de 1936. Finalizada la  guerra, la iglesia parroquial fue reparada y en ella se restituyó el culto, pero no fue posible recuperar ninguna de aquellas antigüas imágenes, ni el resto de sus ornamentos religiosos, por lo que tuvieron que irse restituyendo gracias a las donaciones de algunos devotos del pueblo. Ese fue el caso de la nueva imagen de San Blas, que fue alojada en uno de los altares laterales de la iglesia, al quedar la ermita abandonada a su suerte, por la falta de recursos económicos para su restauración. 



La otra parte importante de esta festividad, es la participación de los "quintos", verdaderos mantenedores de la tradición a lo largo de los años que la ermita permaneció cerrada a esta celebración. A falta de romería, los quintos hicieron suya la fiesta en honor a San Blas, y no se recuerda ningún año en los que éstos no salieran por las calles del pueblo con el santo en procesión. Hoy en día, son ellos los encargados de portar las andas en las que se traslada la imagen hasta la ermita y participan activamente en la fiesta, que luego prolongan con la celebración de un baile para todos los jóvenes, hasta altas horas de la madrugada.

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