domingo, 22 de mayo de 2016

¡Un día histórico!


Emocionado se mostraba don Juan, nuestro párroco, cuando al inicio de la misa que celebrábamos hoy en la ermita, nos recordaba la importancia de este día, que él calificaba como histórico. Sin darnos cuenta, después de tantos años de ausencia, sin duda, con la vuelta de la Virgen a su altar se estaba haciendo historia.

Mirad, habíamos elegido esta fecha y el lugar para hacer nuestras ofrendas a la Virgen María, una tradición propia del mes de mayo, que es el “mes de las flores” y, a su vez, el mes de la Virgen por excelencia. Y lo hicimos en su ermita, porque a pesar de la devoción que profesamos a San Blas -en ésta que también es su casa-, sin duda, es a la Virgen María a quien realmente está dedicado este templo. Concretamente, en su advocación de la Inmaculada y con el título de Nuestra Señora de Burguillos, denominación que ahora raramente utilizamos, quizá porque la desaparición de su imagen ha hecho que, poco a poco, su recuerdo se fuera diluyendo. 

Desde la Asociación queremos agradecer esta iniciativa a nuestro párroco, don Juan, y al resto de miembros del Consejo Parroquial, porque además de volver a contar con  la presencia de la Virgen en la ermita, esta romería supone la recuperación de otra  antigüa tradición burguillana, relacionada con nuestros antepasados y con la vitalidad que esta ermita ha demostrado a lo largo de los siglos.

Por eso, nosotros también queremos aportaros algunos datos históricos que  puedan servir para conocer mejor esas antigüas costumbres  de nuestro pueblo, relacionadas con la Virgen y su ermita.

Y así, la primera referencia escrita de que disponemos es, ni más ni menos, que del año  1209. Es decir, hace ya más de ocho siglos, que ya quisieran para sí otras muchas iglesias que presumen de cierta antigüedad. En este caso, se trata de un documento otorgado por doña Charina, una persona acomodada de la ciudad de Toledo, que ya en aquella época quiso  contribuir al sostenimiento de esta ermita, mandando, en su testamento, que de su herencia se donara un mizcal de plata (que era una moneda de la época) para la ermita de Santa María de Burguillos. Esto demuestra que ya en aquella época existía este templo y que ya estaba dedicado a la Virgen, gozando, incluso, de cierta fama hasta entre los ciudadanos de  la capital del Reino de Toledo.


Poco sabemos de lo que aconteciera a la ermita durante el resto de la Baja Edad Media, pues no tenemos más noticias de ella  hasta el año 1576, con motivo de la redacción de las conocidas como Relaciones Topográficas de Felipe II. Será, éste, un nuevo documento que refrende muchas de las anteriores afirmaciones. En ellas se destaca la antigüedad de la ermita, citando que ya existía cuando los árabes aún tenían en su poder el castillo de Calatrava. Si tenemos en cuenta que esta fortaleza no sería conquistada por Alfonso VII hasta el año 1147, fijaros hasta qué fechas podría remontarse el origen de esta ermita. Y por ese motivo, y ser continuas las incursiones de tropas enemigas (intentando reconquistar Toledo), también se construyó a modo de casa fuerte. Es decir, que inicialmente podría haber tenido un cierto aire fortificado, con elementos militares y defensivos, donde los campesinos podrían refugiarse y encomendarse a su virgen protectora. Incluso, podría haberse utilizado como atalaya o torre de vigilancia, desde la cual sería más fàcil detectar esas incursiones militares y alertar a la gente que trabajaba los campos.

También se cita en este documento, ¡cómo no!, la existencia de una imagen de la Virgen, tallada en piedra y del tamaño de la estatura de una persona de la época. Otro dato que también consideramos más que interesante, porque ésa es quizá la única descripción que tenemos de la imagen.

Se nos habla igualmente, en las citadas relaciones, de la enorme devoción por esta Virgen y de la concurrida peregrinación de gentes que venían de muchos lugares de la comarca. Pero, para tener ya las primeras referencias de celebraciones populares y sus fechas concretas, en honor a la Virgen, tenemos que recurrir a otros documentos más modernos, elaborados a partir del primer tercio del siglo XVIII, donde ya se hace mención expresa a ciertas procesiones, fiestas o romerías que tenían lugar en la ermita.

Uno de ellos nos habla ya de la primera romería, que se celebraba el día 3 de mayo, coincidiendo con la festividad conocida como la Cruz de Mayo. Estaba organizada por una soldadesca, que procesionaba hasta la ermita, acompañada por una banda de tambores. Tal debía ser la concurrencia, según las crónicas, que con los ofrecimientos y donativos que los romeros hacían ese día, se mantenía la ermita durante el resto del año y aún así quedaban caudales suficientes para hacer otras obras y reparaciones.

Pero, además, y aunque no pueda determinarse exactamente la fecha de su celebración, también sabemos, que,  en determinada época, la Virgen del Rosario era trasladada en procesión hasta la ermita. Si bien,  es más probable que fuera en octubre, el día de su fiesta, ya que tanto ésta, como la anterior, se citan en el mismo documento como coetáneas y no parece tener mucho sentido que ambas se celebraran en el mismo mes de mayo.

Finalmente, y para no aburriros más con estos datos, citar la procesión que los vecinos de Cobisa tenían costumbre hacer el primer domingo de mayo de cada año, aunque la razón de la misma fuera otra bien diferente. El documento dice que desde el año 1568 se venía haciendo esta procesión  hasta la ermita, donde luego se celebraba una misa cantada. Después se repartía una limosna de pan, queso y vino, en el patio de la ermita. Y todo ello después de que el día 30 de abril de aquel año se formara una tremenda tormenta de truenos y granizo, que asoló los términos de los pueblos de la comarca, excepto el de Cobisa, por lo que sus habitantes hicieron voto de acción de gracias a Nuestra Señora de Burguillos, a la que se habían encomendado.

En definitiva, han sido muchas las fiestas y celebraciones que se han venido celebrando en la ermita durante el mes de mayo, a lo largo de su historia Por eso, los que, junto a vosotros, hemos luchado por la restauración de esta legendaria ermita, nos alegramos de participar, tambien con vosotros, en la recuperación de una de esas tradiciones marianas del mes de mayo que nos permite, asimismo, volver a contar con la presencia de la Virgen en su altar.

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