Las tormentas de agosto pusieron de relieve el mal estado en que se encontraba el cauce del arroyo de la Rosa, colmatado y lleno de maleza en sus orillas, hasta el punto de que el agua no llegaba a verse en la mayor parte de su recorrido y sólo era perceptible a través del ruido de su discurrir cuando en determinadas épocas llevaba el suficiente caudal.
Por ese motivo se han acometido obras en todo su cauce medio (desde la zona de la Casa Meca hasta Burguillos de Toledo) despejando las orillas de vegetación y rehaciendo su cauce en algunos tramos para evitar nuevos desbordamientos.
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