Quería haber puesto este año alguna fotografía de las hogueras que tradicionalmente se queman en varios puntos de Burguillos, la noche antes de la festividad de San Antón; pero, lamentablemente, el día de ayer se presentó frío y muy lluvioso durante la tarde-noche, por lo que no ardió ninguna de ellas (alguna, incluso, se quedó preparada desde que, varios días antes, los vecinos se dedicaran a apilar arbustos y algún que otro objeto de madera, de esos que sobran por las casas).
Hay quién dice que en Burguillos todo son fiestas y confunde tradiciones y costumbres con esa faceta. Hay que tener en cuenta que estos actos -además de honrar a ciertos santos a los que las gentes de otros tiempos se encomendaban y pedían protección-, no eran sino uno de los pocos motivos que los vecinos de los pueblos tenían para reunirse y compartir ciertas viandas y algún que otro dulce casero. Afortunadamente, aún quedan vecinos que han conocido esas costumbres de antaño, y las siguen celebrando, al tiempo que las transmiten al resto de generaciones más jóvenes. Hay que estarles agradecidos, porque, además, son ellos los que desinteresadamente se encargan de organizarlas y de costearlas, y no le cuestan nada al municipio.
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