Alcanzar la mayoría de edad ha sido siempre un hecho importante en la vida de la persona. Una meta anhelada -en algunos casos- ya desde muy niños; pero que, en otros tiempos, además de servir para reconocer el paso a adultos, lo primero que acarreaba era la entrada en Quintas y el Sorteo para el Servicio Militar Obligatorio.
Por ese motivo, el mismo año que se cumplía la mayoría de edad, todos esos jóvenes eran llamados a tallarse en su Ayuntamiento; es decir, a ser reconocidos y medidos (me han dicho que era "el Canete", el encargado de este menester), para comprobar que se encontraban en perfecto estado de salud y, por tanto, válidos para el servicio.
Pero también era tradición que estos jóvenes celebrasen intensamente, y en pandilla, ese momento tan importante en sus vidas. El fenómeno de “los quintos” se convertía así en una singular tradición que tomaba las calles de todos los pueblos de España, desde el mes de Enero, hasta la fecha señalada para el tallaje; generalmente uno de los primeros domingos de febrero.
Estas fechas han coincidido en Burguillos, en otros tiempos, con la celebración de la festividad y de la romería de San Blas, en la cual los quintos asumían mayor protagonismo, como parte también de sus costumbres y celebraciones. De hecho, habiendo estado interrumpida la romería durante más de setenta años -por el deterioro de la ermita-, los quintos no han dejado de sacarlo en procesión, por las calles del pueblo, el día de su fiesta.
Durante el mes de enero, los quintos se agrupaban, ataviados para la ocasión y abrigados para soportar el intenso frío, con sus pintorescos gorros, sus pañuelos al cuello, panderetas, botas de vino y demás. En todos los pueblos, acostumbraban a situarse junto a la carretera, para detener a los forasteros, ofrecerles un trago de vino y pedirles una pequeña "colaboración" económica con la que continuar sus celebraciones. En Burguillos, además, era costumbre subir y bajar una enorme piedra desde el Ayuntamiento hasta la "plazuela". Así, una quinta la subía, y otra la bajaba al año siguiente. Entre tanta juerga y buen humor, también era habitual que hicieran alguna que otra faena y el tradicional baile de quintos que celebraban para todo el público en el salón. También son habituales las pintadas en los muros, haciendo referencia a la quinta.
Estas fechas han coincidido en Burguillos, en otros tiempos, con la celebración de la festividad y de la romería de San Blas, en la cual los quintos asumían mayor protagonismo, como parte también de sus costumbres y celebraciones. De hecho, habiendo estado interrumpida la romería durante más de setenta años -por el deterioro de la ermita-, los quintos no han dejado de sacarlo en procesión, por las calles del pueblo, el día de su fiesta.
Durante el mes de enero, los quintos se agrupaban, ataviados para la ocasión y abrigados para soportar el intenso frío, con sus pintorescos gorros, sus pañuelos al cuello, panderetas, botas de vino y demás. En todos los pueblos, acostumbraban a situarse junto a la carretera, para detener a los forasteros, ofrecerles un trago de vino y pedirles una pequeña "colaboración" económica con la que continuar sus celebraciones. En Burguillos, además, era costumbre subir y bajar una enorme piedra desde el Ayuntamiento hasta la "plazuela". Así, una quinta la subía, y otra la bajaba al año siguiente. Entre tanta juerga y buen humor, también era habitual que hicieran alguna que otra faena y el tradicional baile de quintos que celebraban para todo el público en el salón. También son habituales las pintadas en los muros, haciendo referencia a la quinta.
Finalmente, como sabéis, el Servicio Militar fue suprimido y reemplazado por el Ejército Profesional, pero nuestro Ayuntamiento quiso seguir manteniendo viva la tradición de los quintos, sustituyéndola por la fiesta de la Mayoría de Edad, que todos los años se viene celebrando.
Por todo ello, desde la Asociación queremos animar a formar parte de la “Quinta del 2013” (a la cual simbólicamente pertenecen) a todos los jóvenes que este año cumplen los 18 años, para que esta tradición no caiga en el olvido y continúe celebrándose. Al mismo tiempo, les recordamos que, como es habitual, son los quintos los que acostumbran a portar a San Blas hasta la ermita, el día de la romería, que tendrá lugar, D.M., el próximo sábado día 2 de febrero. Os emplazamos, por tanto, a las 10 y media de la mañana, en la plaza de la Constitución, para salir desde la iglesia con el santo, hasta la ermita, donde pasaremos el resto del día con diversas celebraciones y una comida campestre de confraternidad. ¡No faltéis, os esperamos!
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