viernes, 16 de agosto de 2013

El San Francisco de Tristán

Luis Tristán (1585-1624)

Entre las muchas obras de arte, hoy tristemente desaparecidas,  que adornaron nuestra parroquia, se encontraba un cuadro del genial pintor toledano Luis Tristán. Las únicas reseñas que se conocían hasta la fecha provienen del Catálogo Monumental de la Provincia de Toledo, elaborado por D. Jerónimo López de Ayala –conde de Cedillo- a principios del siglo XX, y de un artículo publicado en el año 1925 por D. Adolfo Aragonés, biógrafo del pintor y académico de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Ambos ensalzaban la calidad de la obra, muy valorada por los expertos.

Se trata de un lienzo (1,27 x 1,07 m.) que representaba a San Francisco de Asís en meditación, vestido con el hábito franciscano, símbolo de penitencia, y el corte de pelo en forma de círculo rasurado, propio de la tonsura. Sentado en el suelo de una cueva, algo encogido, de frente, y mostrando los pies estigmatizados por debajo del hábito, el santo sostenía, entre sus manos, una calavera y un crucifijo, mirando a éste último con sublime reverencia, al tiempo que apoyaba su codo derecho sobre dos grandes volúmenes (la calavera es un atributo propio de San Francisco, representación de la aceptación de la muerte y el rechazo de la vida de placer).

Patrón de los animales y de los comerciantes de telas, sastres y tejedores, nos consta cierta devoción por este santo en Burguillos. Se sabe de la existencia de una hermandad que se cita ya desde el año 1703 hasta, al menos, mediados del siglo XVIII, aunque de menor entidad que otras cofradías que lograron perdurar en el tiempo. Además, había otra pintura de San Francisco en la ermita de Nuestra Señora de Burguillos, obra de El Greco, del que fuera discípulo Tristán.

Una réplica idéntica a la de la parroquia, pero de peor calidad al original, puede encontrarse en la iglesia toledana de Santa Leocadia, aunque su estado de conservación no es muy bueno. Esta otra pintura, había sido citada en 1973 por dos grandes estudiosos del pintor, Diego Angulo Iñiguez y Alfonso E. Pérez Sánchez, atribuyéndola a otro autor, probablemente de la escuela de Tristán, pero sin relacionarla directamente con la de Burguillos. En un segundo estudio, Alfonso E. Pérez y Benito Navarrete, sí relacionarían ambas pinturas con otra existente en el convento de Serradilla, en Cáceres. En esta última, y a diferencia de las anteriores, el pintor omitió colocar los libros sobre los que se apoya San Francisco y el escabel sobre el que parece apoyar los pies en el de Santa Leocadia, así como alguna otra diferencia en un pico del hábito. Sin embargo, ésta también parece atribuirse con cierta seguridad a Tristán, como ocurre con la de Burguillos.

                 (Artículo publicado en el Programa de Actos Religiosos del Cristo de la Fe 2013)

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