martes, 8 de agosto de 2017

Diligencia Toledo-Sonseca (1894)


Los inicios del transporte de viajeros sobre ruedas, entre la capital de Toledo y la provincia, no fueron tan idílicos como representan las estampas más antigüas. Como ésta en la que puede observarse una diligencia típica de finales del siglo XIX entrando en Toledo. En la misma podemos observar el tiro de mulas a la perfección y los diferentes personajes que se encargaban del servicio, desde los conductores al zagal que corre al lado de ellas...

Y es que las comodidades brillaban por ausencia. Baste este artículo del Diario de Toledo, de octubre de 1894, en el que no sólo puede observarse que aún eran éstos vehículos (las diligencias) los que continuaban dando servicio en esta época, sino lo incómodo de estos viajes para las clases más acomodadas, acostumbradas a viajar, de manera más sosegada, en coches o galeras, frente a la mayor velocidad de las diligencias. Aunque ésta no debía ser la característica más destacada de la de Burguillos, puesto que tal y como continúa, el artículo, la llegada al pueblo se produjo, en este caso, en torno a las tres y media; por lo que el viaje habría durado dos horas y media. Algo, por otra parte, difícil de creer y que sólo puede entenderse por lo sarcástico de esta crónica periodística.


Quizá lo más importante de la crónica sea, por tanto, el resto de la información que nos proporciona. Por un lado, nos permite identificar un servicio regular de diligencias en esta época, probablemente entre Toledo y Sonseca o, incluso, otra población más lejana. Nos describe, asimismo, el tiro de mulas que lo conformaban (8 caballerías) y el número de pasajeros que transportaba (18 o 20 viajeros), coincidiendo con las características más habituales de este tipo de carruajes. El medio de viajar por autonomasía entre 1816 y 1860, fechas en la que comenzaron a ser sustituidas por el ferrocarril, allí donde este nuevo medio empezó a hacer acto de presencia.

En nuestro caso, sería digno de ver ese tiro de mulas subiendo la cuesta de Las Nieves y sus innumerables curvas, antes de llegar a la llanura de Burguillos. Como para exigirles esa velocidad que demanda el cronista.

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