Castellum (época romana)
Volviendo a la primera acepción del topónimo burgus (torre o fortificación con forma de torre), ya indicamos que ese mismo tipo de construcciones recibían el nombre de Castellum en época romana y que, generalmente hacían la función de vigilancia, o estación de señales, por lo que eran ubicadas en determinadas carreteras y zonas de frontera. Sin embargo, también se utilizaba este término para nombrar una serie de elementos necesarios para el transporte del agua a las ciudades, situándose a lo largo de los acueductos o canalizaciones que cumplían esta función. Son los denominados castellum aquae (para el caso de los depósitos situados al final de los acueductos) o, simplemente, castellum (pozos y diversos registros a lo largo de la canalización).
Se ha constatado en los últimos años, sorprendentemente, (y digo así porque hasta fecha reciente se consideraba que la canalización de aguas a Toledo provenía exclusivamente de la presa de la Alcantarilla -situada en término de Mazarambroz-), que la ciudad de Toledo se aprovisionaba también con aguas provenientes del arroyo de la Rosa y que a lo largo del término de Burguillos discurría el trazado de esa otra canalización que complementaba las aportaciones de la Alcantarilla.
Algún autor ha insinuado en el pasado que la existencia de diversos manantiales en los alrededores es lo que, por si mismo, habría dado lugar al nombre de Burguillos. Lo que no parece demasiado riguroso es atribuir el origen del topónimo a la mera existencia de fuentes o manantiales, como se argumenta en la definición:
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