A pesar de la resistencia del olivo a climas tan continentales como el nuestro, a lo largo del año precisa de una serie de cuidados para mantener el equilibrio entre sus funciones vegetativas y las reproductivas. Por ese motivo es necesario proceder a su escamona al terminar la campaña de recolección de su fruto. La escamonda es el proceso de poda de las ramas más gruesas, evitando que el árbol crezca en altura y favorezca la producción del año siguiente.
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