Con este anuncio comienza en Burguillos la subasta de aquellos bienes que habían pertenecido a instituciones religiosas y de los cuales habían sido desposeídas a tenor de las sucesivas instrucciones gubernamentales que conllevaron el proceso desamortizador iniciado durante el periodo liberal.
Si en julio del año 1835, era el gobierno del conde de Toreno quien ordenaba la supresión de todos los conventos en los que no hubiera, al menos, doce religiosos profesos, muy poco después haría lo propio el nuevo presidente del Consejo de Ministros (Juan Álvarez de Mendizábal), decretando la supresión de todos los monasterios de órdenes monacales y militares, independientemente del número de sus miembros (Decreto de 11 de octubre de 1835).
El convento de dominicos de San Pedro Mártir, de la ciudad de Toledo, era el más importante de los masculinos ubicado en esta ciudad y su comunidad debió ser muy numerosa, por eso se salvó de la primera desamortización. Pero no pudo evitar la de Mendizábal, ya que el 28 de enero de 1836 recibía, a través de la visita del Comisionado, la orden de exclaustración y cierre del convento y aquella misma tarde quedó cerrado y vacío el edificio, tal y como relata Julio Porres en su obra "La Desamortización del siglo XIX en Toledo".
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