lunes, 27 de agosto de 2012

La higuera


La higuera común (ficus carica) es otro de los árboles característicos del paisaje de Burguillos de  Toledo. Es fácil encontrarla junto a muchos de los innumerables pozos de noria que se reparten por el término burguillano. Pero no sólo es característica del ámbito rural, ya que también tiene presencia en la mayor parte de los corrales de las casas, junto a las parras y los almendros, valorada por su sombra y su preciado fruto: los higos.

En cuanto a sus características, la higuera es un árbol típico de secano, propio de los países mediterráneos, de fácil multiplicación. Pertenece a la familia de las moráceas, de madera blanda, hojas  caducas y grandes (verdes y billantes por el haz, y grises y ásperas, por el envés) y fruto blando y de gusto dulce, cubierto por una piel verdosa, negra o morada, según las diversas variedades. Suele alcanzar entre 2 y 8 metros de altura, siendo más ancha que alta.


Siempre ha sido considerada como árbol por no requerir ningún cuidado, una vez plantada y arraigada, limitándose el hombre a recoger de él los frutos cuando maduran, unos para consumo fresco y otros para conserva.

Se conocen más de 750 especies, siendo más conocida la higuera ordinaria, procedente de Oriente (de la región de Caria, en Asia Menor). Se clasifican en dos grupos, según den una o dos clases de frutos al año: la higuera común es la que da sólo higos, normalmente desde agosto hasta finales de año; las higueras bíferas,  producen también otro fruto (brevas) entre junio y julio. Luego están las denominadas cabrahigos, que son las higueras infértiles.

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