Hemos hablado sobre la controversia acerca del origen que rodea a esta imagen, conocida como Virgen de la Pera y perteneciente a la parroquia de Cobisa, pero que podría haber sido la misma que en algún momento estuvo en la ermita de Nuestra Señora de Burguillos. Nada mejor que este documento que reproducimos más arriba (extracto del Catálogo Monumental de la provincia de Toledo, elaborado con el Conde de Cedillo), acompañado de esta fotografía reproducida en un artículo publicado en el número 198 de la revista "Toledo, Revista de Arte", en agosto de 1923, para conocer cómo era aproximadamente la talla.
Según se desprende de esta relación, se trataba de una talla en madera, de 70 centímetros de altura, pintada, estofada y dorada, en la que se representa, frontalmente, a la Virgen y el Niño. La imagen corresponde a una virgen sedente, con el niño sentado sobre la rodilla de su pierna izquierda. Es ésta una de las representaciones más frecuentes en la imaginería románica (y por eso se las conoce como vírgenes románicas"), motivo por el cual don Jerónimo López de Ayala, data su origen en el siglo XIII. Era conocida popularmente, tanto en Burguillos como en Cobisa, como la Virgen de la Pera, pero el fruto que la Virgen portaba en su mano derecha era la manzana del Paraíso, como se acostumbra en este tipo de manifestaciones románicas.
Según Manuel Castaños Montijano, autor del artículo citado de la revista "Toledo-Revista de Arte", que examinó la imagen en el año 1923, ésta era de las denominadas "hieráticas", es decir, rígida y mirando de frente la Madre y el Hijo; sentada en un escaño sin respaldo y de altura de 76 centímetros, con la cabeza desproporcionada, los pliegues del vestido rectos, calzado puntiagudo y tocada con un velo, de la misma talla, que debió rematar en corona, pero que había sido serrada, como para ponerla encima otra de metal. Lo que me sugiere ésto es que. a pesar de no ser una virgen vestidera, sí podría haberse cortado la corona para luego vestir a la Virgen y ataviarla con vestidos, manto y otra corona, con los que la habrían utilizado, probablemente, para sacarla en procesión. Y si, como ya hemos visto anteriormente, esta Virgen podría haber estado tanto en la parroquia de Cobisa, como en la ermita de Nuestra Señora de Burguillos, quizá también es probable que lo que se efectuara es una procesión desde Cobisa a la ermita, en la que permanecería durante un cierto periodo de tiempo. Conocemos, también, que efectivamente se hacía una procesión de estas características el día de San Eutropio, que se celebra cada 30 de abril, en la cual podría haberse utilizado esta imagen. Quizá de ahí también viene el dicho de que, mientras permanecía en la ermita, los mozos cobisanos daban la vuelta a la Virgen para que mirara hacia Cobisa y que al día siguiente, milagrosamente, aparecía mirando hacia Burguillos, evidenciando así la disputa que había entre ambos pueblos por la posesión de la imagen, y que ésta era, por tanto, por la Virgen de la Pera, y no por la de Nuestra Señora de Burguillos, como habíamos pensado hasta ahora.
Nos describe el artículo, también, la figura del Niño, sentado en la rodilla izquierda, con el simbólico libro del Nuevo Testamento sostenido con la manita izquierda y bendiciendo a la griega con la derecha.
Según Manuel Castaños Montijano, autor del artículo citado de la revista "Toledo-Revista de Arte", que examinó la imagen en el año 1923, ésta era de las denominadas "hieráticas", es decir, rígida y mirando de frente la Madre y el Hijo; sentada en un escaño sin respaldo y de altura de 76 centímetros, con la cabeza desproporcionada, los pliegues del vestido rectos, calzado puntiagudo y tocada con un velo, de la misma talla, que debió rematar en corona, pero que había sido serrada, como para ponerla encima otra de metal. Lo que me sugiere ésto es que. a pesar de no ser una virgen vestidera, sí podría haberse cortado la corona para luego vestir a la Virgen y ataviarla con vestidos, manto y otra corona, con los que la habrían utilizado, probablemente, para sacarla en procesión. Y si, como ya hemos visto anteriormente, esta Virgen podría haber estado tanto en la parroquia de Cobisa, como en la ermita de Nuestra Señora de Burguillos, quizá también es probable que lo que se efectuara es una procesión desde Cobisa a la ermita, en la que permanecería durante un cierto periodo de tiempo. Conocemos, también, que efectivamente se hacía una procesión de estas características el día de San Eutropio, que se celebra cada 30 de abril, en la cual podría haberse utilizado esta imagen. Quizá de ahí también viene el dicho de que, mientras permanecía en la ermita, los mozos cobisanos daban la vuelta a la Virgen para que mirara hacia Cobisa y que al día siguiente, milagrosamente, aparecía mirando hacia Burguillos, evidenciando así la disputa que había entre ambos pueblos por la posesión de la imagen, y que ésta era, por tanto, por la Virgen de la Pera, y no por la de Nuestra Señora de Burguillos, como habíamos pensado hasta ahora.
Nos describe el artículo, también, la figura del Niño, sentado en la rodilla izquierda, con el simbólico libro del Nuevo Testamento sostenido con la manita izquierda y bendiciendo a la griega con la derecha.
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