Y así nos dieron las once de la mañana y los quintos se dispusieron a sacar la imagen de San Blas para trasladarlo a la ermita por el recorrido habitual. Para entonces el cielo se había encapotado y la mañana se tornó gris y amenazando lluvia, pero todo siguió su cauce normal, con un gran número de romeros que esperaban a la puerta de la iglesia para hacer el camino hasta la ermita, donde ya esperaba otro numeroso grupo de personas que prefirieron desplazarse en coche.
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