sábado, 28 de marzo de 2020

Estado de alarma: día 15

Se cumplen dos semanas de confinamiento en nuestras casas desde que se decretara el estado de alarma, que impide salir de casa, excepto para cuestiones tan esenciales como la compra de productos de alimentación o farmacéuticos o los desplazamientos para trabajar (aquellos que no pueden tele-trabajar desde casa) y cuidado de personas mayores y colectivo de alto riesgo.

La vida sigue igual desde mi ventana. Esta semana pasada hemos tenido un par de días lluviosos y hoy sale el sol de manera espléndida. Pero las calles mantienen la misma desolación: vacías, silenciosas, sin vida....


Y así un día tras otro. Siempre las mismas vistas, los mismos tejados, el mismo silencio. Las casas cerradas a cal y canto. No oigo ni el ruido de las chimeneas de las calefacciones que otras veces se oyen con normalidad. Es triste, la verdad.

La pandemia se extiende por todo el mundo y las medidas son similares en todos los países: reclusión en nuestras casas para evitar la propagación del virus, suspensión de todos los eventos, paralización de actividades no esenciales, creación de hospitales de campaña para aumentar las capacidades de los desbordados centros sanitarios, etc. etc. etc. También las consecuencias se hacen comunes en cualquier lugar del planeta y los afectados y el número de muertos crece sin parar (excepto en China, que fue el foco de las primeras infecciones): 72.248 personas contagiadas en España y un total de 5.690 muertos, con la comunidad de Madrid a la cabeza, en ambos casos, y Castilla la Mancha muy afectada por su proximidad con la primera.

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