martes, 31 de marzo de 2020

Estado de alarma: día 18


Despedimos el mes de marzo con el cielo encapotado, gris, lluvioso.... triste y melancólico... como nuestro encierro. Como la vida en nuestras casas, sin más alternativas que dejar pasar el tiempo y confiar en vencer en soledad a esta epidemia que recorre el mundo, pasando de un país en pos de otro sin solución de continuidad....


Muchos habrán pasado la mayor parte del mes al abrigo de sus casas, sobre todo desde que se iniciara el periodo de confinamiento (día 14). Quién más quién menos, contemplando la estampa que ofrece nuestro pueblo detrás de los cristales, en la cual ni un sólo alma se asoma a las calles. Salvo cuando los servicios más básicos pasan de manera apresurada cumpliendo su función, ya sea recogiendo las basuras, ya desinfectando calles o contenedores, o poco más. 

Otros habrán tenido oportunidad de salir para trabajar, haciendo el trayecto de su casa al trabajo, aunque sin poner un solo pie en el suelo. Otros habrán salido para hacer las compras más básicas. Finalmente, la mayoría no habrán hecho ni lo uno, ni lo otro, pues las actividades consideradas prioritarias se han ido reduciendo decreto tras decreto y nuestra presencia en las calles, o en los escasos establecimientos comerciales abiertos al público, ha sido considerada nada recomendable si no es ya de urgencia.

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