Con motivo de la puesta en marcha de la nueva página web del Ayuntamiento de Burguillos de Toledo, recibí el encargo de redactar una no muy extensa relación de su historia local. Y como dicho espacio tiene un cariz institucional, centré el estudio en la transformación del gobierno municipal, desde sus inicios como lugar de realengo (dependiente de la ciudad de Toledo) hasta la llegada del siglo XIX y la instauración del periodo liberal que le conferiría jurisdicción propia, hasta entonces no disfrutada. Concluía el trabajo con una reseña a la Cruz de la plaza de la Constitución, la cual podría provenir de esa época, precisamente porque sería en ese momento cuando el pueblo se desprendería del yugo jurisdiccional de Toledo, erigiéndose como municipio con ayuntamiento de pleno derecho. La comparaba, de esta manera, con los rollos jurisdiccionales de la Edad Media, símbolo de esa independencia para administrar justicia que la adquisición del título de villa confería a cualquier población.
Sin ánimo de hacer ninguna afirmación, pues no disponía de ningún documento que me permitiera asegurar que la Cruz se mandara erigir en esa época (y así creía haberlo dado a entender), el buen amigo Purry me hizo ver que estaba en un error y que debía revisar esa consideración por no parecerle muy oportuna. Que "la Cruz" siempre había sido eso, una cruz, a la que luego se le añadió una luminaria con cuatro faroles, y no un rollo o picota -me insistía-, por lo que desde entonces me sigo preguntando por el origen de este elemento representativo de nuestro pueblo, sin encontrar ninguna reseña que me ayude a datarla, o averiguar algo más sólido y fundamentado acerca de sus orígenes.
Por tanto, parecía que todo habría de basarse en posibles hipótesis y seguir especulando con la que más fuerza cobrara. En esas nos encontràbamos cuando, ¡mira por dónde! llegó a mis manos otra posible teoría relacionada con la construcción de la cruz, que podría tener mayor verosimilitud, aún a falta de soporte documental que lo corroborara, pero que merecía nuestro interés y la necesidad de analizarla.
Que la actual es una reconstrucción de la primitiva Cruz que conocemos por una fotografía de principios del siglo XX no es ninguna duda. Más al contrarío, sabemos que fue la Dirección Nacional de Regiones Devastadas la que se encargó de esta labor a la conclusión de la guerra civil española y disponemos de datos gráficos que así lo atestiguan. Pero seguimos desconociendo cuál sería la función de este elemento arquitectónico, algo que podría orientar nuestra búsqueda. Tampoco su ubicación es la misma, aspecto éste que sí puede ayudarnos con la nueva teoría. Pero, en definitiva, sigue siendo necesario conocer para qué fue construida originariamente y veríamos así esclarecida también la época en que fue levantada.
Volvamos, por tanto a esa primitiva imagen en blanco y negro que nos muestra un fuste de piedra de una sola pieza, coronado por una cruz latina (aparentemente de hierro), y tres basamentos de diferente tamaño, que le dan una forma piramidal, apoyados sobre un pedestal inferior de piedra de considerables proporciones. Llama la atención cómo se encuentran unidos estos últimos elementos, por el grosor y color blanco de la argamasa utilizada, que rompe la uniformidad y la solidez de la piedra. Si la comparamos con la imagen actual, se diferencian claramente en el aspecto que presentan y tan sólo es la reconstrucción la que puede parecerse más a un rollo jurisdiccional, por la mayor altura de su fuste y por el capitel superior en el que se sitúan la Cruz y los cuatro faroles posteriormente incorporados. Es posible que los técnicos de Regiones Devastadas no dispusieran de una referencia fiel de la cruz original y en la reconstrucción lo que trataron de reproducir fue algo que debía parecerse a un rollo jurisdiccional, suponiendo que esa fuera su verdadera función.
A tenor de la fotografía, el antiguo crucero guarda cierta relación con el "humilladero" que hay a las afueras de la población, pero de este último tenemos fuentes documentales que lo citan y hablan de él ya en el siglo XVII, mientras que de la Cruz de la plaza no existe noticia alguna, lo cual podría corroborar la hipótesis de que su construcción es mucho más moderna y que su cometido o función no era el mismo para el que se construyó la Cruz del camino de Toledo (lugar de devoción para peregrinos y caminantes) y, por tanto, no pertenecerían a la misma época.
Pero, sin lugar a dudas, la fotografía nos muestra una construcción de aspecto impecable que contrasta con el resto de edificaciones, por la que no parece que haya pasado el tiempo, apenas alterada por los elementos climatológicos o la mano del hombre. Lo más extraño es el lugar elegido para su ubicación, a escasos metros de la puerta de la iglesia, donde parece estorbar, más que prestar un servicio. Denota, por este motivo, incluso cierta provisionalidad o carácter efímero, como esos monumentos religiosos que se construyen para una celebración concreta y luego son desmontados, si no fuera porque la calidad de los materiales de los que está compuesta (piedra o, probablemente, granito) son para perdurar en el tiempo.
Por todo ello, entiendo que la Cruz se encuentra ligada a la iglesia y a la comunidad parroquial que esta alberga y que, por tanto, tanto su construcción como el fin de la misma obedecen a un motivo religioso más que jurisdiccional o relacionado con la gestión municipal de ese primer ayuntamiento conformado durante el siglo XXI, cómo indicaba en aquel artículo. Respecto a su fecha de construcción, quizá podamos seguir avanzando en ello a través de la nueva teoría que expondré en la próxima entrada del blog, para no hacer esta tan extensa.
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