Este es el estado que presenta el cauce del arroyo de la Rosa después de las lluvias de ayer, que sumadas a la última DANA que sufrimos en septiembre, han arrastrado hasta este punto una gran cantidad de piedras y gravas de distintos tamaños, acumulándose en el propio cauce al llegar al estanque. Anteriormente, la lámina de agua circulaba más profunda, al haber ido socavando el cauce con el paso de los años, y casi no era visible por el exceso de vegetación en las orillas. Ahora, es tal la colmatación, que esa "grieta" en el terreno se ha llenado del material arrastrado por la crecida y el agua circula ahora a un nivel superior y al alcance de la mano, como si hubiera aflorado a la superficie, no tan encajonado como antes, que suele ser la característica de este arroyo en todos sus tramos.
Desgraciadamente nada podemos hacer desde aquí, pues el órgano competente es la Confederación Hidrográfica del Tajo y, salvo poner trabas a cualquier actuación que intente hacerse en sus márgenes, poco más se sabe de ellos respecto de lo que realmente necesitaría llevarse a cabo en este cauce para dignificarlo y en prevención de fenómenos climatológicos que tanto daño causan. Lo único que nos queda es ver cómo se degrada, algo que también es visible ya en los registros construídos a principios del siglo XX para dotar de agua potable a Toledo, como el que vemos en la fotografía.
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