Dicen las crónicas que la
devoción por el Cristo de la Fe en Burguillos de Toledo no es tan antigüa como
la que se conserva, por tradición, hacia la Virgen del Rosario, o la ya
desaparecida Virgen de Nuestra Señora de Burguillos.
Se tienen noticias, sin
embargo, de la celebración de las
fiestas en honor al Cristo de la Fe, como patrón religioso de la localidad,
desde 1894, coincidiendo con el último fin de semana de septiembre, según
un artículo publicado en el desaparecido “Diario de Toledo”. De la existencia
de la hermandad religiosa que se encarga de su organización, nos consta por un
programa de mano del año 1942, aunque, los estatutos que actualmente la
rigen, no serían aprobados eclesiásticamente hasta 1993.
La imagen del Cristo de la Fe
de Burguillos comenzó a venerarse en la ermita de Nuestra Señora de Burguillos
(posteriormente “San Blas”), desde principio, al menos, del siglo XVIII, en uno
de los altares laterales de este templo. Existe constancia del contrato del
dorado del retablo, encargado el 7 de enero de 1737 al maestro dorador José Francisco Rodríguez,
por lo que su construcción debe datar de mucho antes.
Aunque el origen de esta
devoción tiene que ver con la predicación de San Vicente Ferrer en Toledo
(1405) y, en concreto, con la imagen de este Cristo que se veneraba en la
iglesia de Santiago del Arrabal, su relación con Burguillos parece ser muy
posterior a esos acontecimientos. Una de las posibles causas podría estar ligada
con el gremio toledano de curtidores, artesanos de la ciudad que que en 1557 decidieron establecer su cofradía en nuestro pueblo. Es más
probable, sin embargo, que su origen date del siglo siguiente, época en la que
se concluyó la reconstrucción de la ermita.
Creemos que, en ese segundo
supuesto, el posible impulsor del culto al Cristo de la Fe en Burguillos podría haber sido Don Juan de
la Palma Yánez, heredero en este pueblo y regidor que sería de él, el cual
tenía un hermano cura que fundó hacia 1654 una cofradía con este mismo nombre
en la desaparecida iglesia de San Martín (junto a la puerta del Cambrón), con
un grupo de personas devotas de un
Cristo Crucificado existente en esa iglesia.
En
cualquier caso, a lo largo del siglo XIX el culto al Santísimo Cristo de la Fe
debió ser trasladado a la Iglesia parroquial de Santa María Magdalena,
instalándose en un altar-retablo posteriormente destruido en la contienda civil
española, junto al resto de los ornamentos de la iglesia. Terminada la guerra,
el culta al Santísimo Cristo fue restituido, gracias a la donación de una
familia del pueblo. Sin embargo, aquella imagen no fue del agrado del resto del
vecindario, que decidió rebautizarlo con el sobrenombre del “chocolatero”, dado
el color oscuro de su talla; y rápidamente se acordó, por mayoría popular, encargar
una nueva imagen que le sustituyera, similar a la original.
Hoy, nuestro pequeño Cristo
preside el Altar Mayor de la iglesia parroquial y es el patrón de la localidad,
título que ya recibía en 1919,
siendo mucha la devoción que por entonces se le profesaba.
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