miércoles, 26 de septiembre de 2012

El rescate

  TENDRIA yo unos ocho años cuando oí por primera vez la palabra "rescate". En ausencia de play stations, era un juego que entonces levantaba pasiones, particularmente entre los chicos, siempre tan aficionados a correr mucho. Convenía que los jugadores fueran como mínimo diez y lo primero era acotar el espacio del juego, aunque, en nuestro caso, esta fase no hacía falta porque el espacio era invariablemente el patio del recreo. También era necesario determinar donde estaría la "cárcel", que nosotras, las chicas, preferíamos llamar la "casa". Solía ser un banco, un árbol o una farola.

   Una carrerita de todos los jugadores hasta la tapia en plan sprint, y ya se sabía: el más fuerte siempre llega primero y "el primero que llega, la liga". A partir de ese momento, el ganador o la ganadora era quien "la ligaba" e iba contra todos los demás. Nosotros a escondernos, "el que la ligaba" a intentar atrapar una víctima y enclaustrarla en la "casa" convirtiéndose inmediatamente en rescatable. Había llegado el momento de que intentáramos el todo por el todo para rescatarla a base de chocar su mano, o al menos rozarla, pero evitando a toda costa ser también aprisionados por  "el que la ligaba". Si nos echaba el guante, las nuevas víctimas teníamos que formar una cadena humana en la "casa" y mirar con ojos tiernos a nuestros improbables rescatadores. Acababa el juego cuando "el que la ligaba" ganaba tras haber conseguido apresar a todos los jugadores. (Por supuesto, siempre había niños que seguían el juego desde fuera del patio cuya principal diversión consistía en apostar sobre el orden en el que irían cayendo presos los jugadores). O si no, cuando algún jugador todavía libre lograba tocar la mano del último de la cadena sin ser a su vez apresado. Esto suponia la liberación total de los presos y "el que la ligaba" había perdido. Claro que no sucedía casi nunca que el juego acabase de acuerdo con sus reglas, porque, o se terminaba el recreo antes, o los todavía libres, hartos de correr o definitivamente aburridos, iban abandonando el juego discretamente.

[...]

EL JUEGO DEL RESCATE
Milagros del Corral
ABC, lunes 17 de septiembre de 2012.

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