miércoles, 31 de octubre de 2012

Comarca de "La Sisla" (1ª parte)


Burguillos de Toledo se ubica en la comarca natural de La Sisla, que se extiende al sur del río Tajo, desde La Sagra, hasta los montes de Toledo; con la Mancha toledana al oriente, y el antigüo señorío de Montalbán, al poniente. En las relaciones de Felipe II esta zona era denominada como Tierra de Toledo, recibiendo también otros nombres, a lo largo de los tiempos, como el de Meseta de Los Montes o el de alfoz toledano. A su vez, estuvo dividida en Sisla Mayor y Menor, sin que a ciencia cierta se sepa del por qué de esta diferenciación.

La Sisla es una tierra, geográficamente, bien diferenciada, con ríos y montes en sus contornos; conformando un paisaje de llanura, asentado sobre una rampa rocosa, que desciende desde los montes de Toledo, a lo largo de 30 kilómetros, hasta llegar al río Tajo. Morfológicamente, se trata de una meseta o planicie de erosión, denominada "Meseta o Macizo Cristalino de Toledo", que se eleva por encima de los 775 metros, tallada en rocas ígneas (granito), al sur, y metamórficas (gneis) al norte. Tan sólo rompen este paisaje una serie de cerros-isla como el de Layos o Noez, la sierra de la Oliva y la de Nambroca. En el conjunto provincial, puede considerarse una tierra alta, sobre-elevada unos 200 metros sobre el cauce actual del Tajo, con poblaciones asentadas entre los 650 y los 750 metros de altitud.

En la actualidad, forman parte de este territorio de La Sisla, los siguientes municipios: Ajofrín, Almonacid, Argés, Burguillos de Toledo, Casasbuenas, Cobisa, Chueca, Gálvez, Guadamur, Layos, Manzaneque, Mascaraque, Mazarambroz, Mora de Toledo, Nambroca, Noez, Orgaz con Arisgotas, Polán, Pulgar, Sonseca y Casalgordo, Totanés, Villaminaya y Villanueva de Bogas. Quedan fuera, Cuerva y Menasalbas, que son estribanías de los Montes y con vinculación al señorío de Montalbán, como es el caso de este último.


Clima: Precisamente, su altitud y su distancia, respecto de los mares circundantes de la península ibérica, determinan el clima de esta antigüa penillanura: acusadamente continental-extremado; con inviernos fríos y largos, primaveras cortas y veranos muy calurosos y secos. Las precipitaciones son escasas, siendo una característica de este clima las fuertes heladas y las tormentas de verano, que suelen acompañarse de fuertes y perjudiciales granizadas. Las lluvias son más abundantes en primavera y otoño, seguidas del invierno, mientras que el verano es la época más seca del año.

Vegetación: El matorral denso, el sotobosque mediterráneo, dan nombre a nuestra comarca, definiendo esta tierra antigüa y por ello desforestada, en donde se taló el bosque al paso de los ejércitos desde los más tempranos tiempos. En el pasado fue un suelo cubierto de coscoja o chaparro, alcornoque, madroño, castaño, álamo negro, etc. El matorral está representado por la jara, romero, tomillo, retama, escoba, lentisco, salvia, lavanda, agracejo, etc. En cuanto a los cultivos, fundamentalmente de secano, predomina el olivar, alternado con el cultivo de cereales (trigo y cebada). También se conservan restos de dehesas cubiertas de encinas, que sirven para pasto del ganado y para el cultivo de cereal.

Hidrografía: Se caracteriza por un elevado número de arroyos y barrancos que vierten directamente al Tajo. Los más importantes (Algodor, Guajaraz y Torcón), tienen su cabecera localizada en la vertiente norte de los Montes de Toledo. Otro grupo de arroyos, representado por el Arroyo de la Rosa, forman sus cabeceras en las pequeñas sierras y montes isla que rompen la plataforma estructural de la meseta, con valles mal definidos en la cabecera y muy encajados en su curso final. Finalmente, un tercer grupo de arroyos se localizan en el brusco cambio de pendiente donde la penillanura se inclina definitivamente hacia el Tajo (Degollada, Pozuela).

Paisaje: En el suelo horizontal y despejado de esta tierra alta, amesetada, contrastan las elevaciones de la Sierra de Nambroca y los cerros-isla de Layos, Noez y Almonacid; en alguna de cuyas cimas se asientan viejos y arruinados molinos de viento, o inútiles castillos y torres, como el de Almonacid, Mora o la Torre Tolanca, en Sonseca. Otros castillos radican en la llanura, inmediatos a pueblos como Mascaraque, Polán, Orgaz o Mazarambroz.

El viaje desde Toledo se inicia con el brusco cambio de nivel existente entre el cauce del río y la meseta donde se localiza La Sisla. Después de salvar este desnivel, esta tierra se abre cubierta de cereal en el llano, de olivares que trepan por las laderas de los cerros, de viñedos, de filas interminables de almendros, delimitando las lindes, y de rebaños de ovejas que pastan en el matorral. También de norias, hoy silenciosas e inmóviles, ya arruinadas. Los lechos de los arroyos, apenas dibujados en la llanura, dejan entrever el lento  y perezoso discurrir de las aguas que se deslizan por su cauce.

Y del mismo modo, los pueblos y caseríos, unos cobijados en las laderas de los cerros, otros al lado de los castillos del llano; y los más, buscando amparo en la llanura, aplastados contra la tierra. De su conjunto sobresalen la línea vertical de sus campanarios y los cuadrados perfiles de los silos, amarillos y funcionales, en contraste con esas torres mudéjares y barrocas de las iglesias.

En alguna altura, al borde del camino pasajero, el caminante se encuentra con ermitas dedicadas a vírgenes y santos de conocidos y evocadores nombres. En los aledaños de los caseríos, se pueden ver las columnas de las picotas y los rollos jurisdiccionales que antaño representaban el poder feudal y el municipal. Y ya, en el interior de las poblaciones, enormes casas solariegas, presididas por ... portadas.

Historia: Se comienza a citar con frecuencia esta comarca en diversos documentos mozárabes de finales del siglo XII. De entre ellos, se entresacan un buen número de estas poblaciones, siendo el más antigüo del año 1192. No obstante, el término Sisla parece tener un origen prerromano, derivado del celta sis-ca o sesca. 

(continuará...)

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