viernes, 9 de enero de 2015

¿Peana o piedra de lagar?


En diversos puntos de la población de Burguillos podemos encontrar piedras de granito como las de la imagen, ya sean de forma ligeramente cónica, o bien, redondeada, pero con unas dimensiones muy parecidas y ese agujero en su parte superior. Ya mostramos dos de ellas, a ambos lados de la puerta de acceso al cementerio, identificándolas como las posibles peanas de las cruces de un viacrucis, que tendría sus catorce estaciones repartidas a lo largo del pueblo.

Evidentemente, podrían haber cumplido con esa segunda función de peanas donde se insertara un fuste, coronado por una cruz, pero todo parece indicar que su concepción inicial tenía otra finalidad, pudiendo haber ser reutilizadas posteriormente para aquel otro fin, y por eso aparecerían ahora diseminadas por el municipio. En cualquier caso, es obvio que en algún momento dejaron de cumplir con su primitiva función y fueron abandonadas a su suerte, en otra época más cercana a la nuestra.


Podemos hacer conjeturas, por tanto, a cerca de su utilización como soportes de las cruces de aquel viacrucis, basándonos en el hecho de que todas estas piedras suelen encontrarse a las afueras de la población, a los lados de algún camino, y sobre todo de aquellos que se dirigían a las dos ermitas que en su momento hubo en nuestro pueblo (la de San Pedro y la de Ntra. Sra. de Burguillos). Baste para ello con observar los itinerarios de los restos de viacrucis que existen todavía en pueblos como Orgaz, Ajofrín o Sonseca, que también suelen partir de la población en dirección a sus diferentes ermitas.


Pero volvamos a su más que posible función original. En el pregón de las pasadas fiestas patronales, Ventura Leblic nos recordaba "que Burguillos de Toledo, en el siglo XVI, era conocido como la bodega de Toledo". Según la Real Academia Española de la Lengua, el vocablo "bodegatendría aquí el significado de "cosecha o lugar donde se coge mucho vino". Y verdaderamente era así, puesto que la mayor parte del vino que se vendía en la ciudad de Toledo, se producía, en aquel entonces, en nuestro pueblo. De ahí que se le calificara de esta forma.

Esta abundancia de producción vinícola en las tierras burguillanas, requería, por tanto, de su correspondiente "industria" accesoria, que fuera capaz de transformar el fruto recogido de la tierra, en el preciado mosto y posterior vino que se comerciaba en la ciudad.

Ese proceso industrial se desarrollaba en las diferentes bodegas que en aquel entonces existían en Burguillos y que, con el paso del tiempo, fueron desapareciendo, desplazadas por un nuevo cultivo y una nueva industria que se abrió paso con fuerza, en detrimento de aquella: el olivar y los molinos de aceite. Pero esa es otra historia. Lo cierto es que, aún hoy, podemos asegurar que entre los siglos XV y XVII había en Burguillos casi tantas bodegas como haciendas, dado que esa era la actividad principal que se desarrollaba en el pueblo, por no decir exclusiva.

En una próxima entrada podemos hablar de esas haciendas y sus bodegas y documentar un poco las mismas, incluso situarlas, pero ahora quiero seguir hablando del proceso de producción del vino, que es el que queremos relacionar con las piedras de que hemos hablado. Así, para obtener el jugo o mosto de la uva, se utilizaban las prensas de los lagares, que no eran sino una parte más del conjunto de instalaciones y equipamiento con el que contaban las bodegas. En concreto, se trataba de lagares denominados de viga, por ser éste uno de los elementos principales con los que estaban construídas esta especie de máquinas artesanales. Esta maquinaria, y el edificio donde se encontraba la msma, recibían el nombre de lagar; aunque este vocablo, en la antigüedad, hacía referencia sólo al recipiente donde se pisaba la uva.

Fuente: http://laminasdearquitectura.blogspot.com.es/

Pues bien, esta maquinaria o equipo para prensar la uva, estaba basada en un grueso tronco de madera, denominado viga, que atravesaba la pila transversalmente, y en un husillo o tornillo sinfin, unido a un pesado bloque de piedra que transmitía su peso a la viga, cuando se hacía girar manualmente el husillo. La viga lo hacía a su vez sobre el castillo de tablones que se colocaba encima de los racimos, para estrujarlos y que éstos dejaran fluir el  mosto hacia el pilón de recogida del mismo.

Fuente: http://laminasdearquitectura.blogspot.com.es/

A pesar de las pocas evidencias que nos quedan en la península o en las islas canarias sobre estos lagares, no cabe duda de que las piedras que encontramos diseminadas por varios puntos de Burguillos, proceden de aquellos lagares, fatalmente desaparecidos. Jesús Ángel Toledo, enólogo y licenciado en historia, nos aporta datos que también reafirman estas dos teorías. Él, que además procede de una localidad con rica tradición vitivinícola, nos adjunta una foto de una cruz existente en Quintanar de la Orden (junto al cementerio), que utiliza una piedra idéntica como peana, tal y como hemos descrito en este artículo.




Jesús Angel nos recuerda también que un lugar en el que podemos encontrar una réplica de aquellos antigüos lagares es la casa-museo de Dulcinea, en El Toboso.

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