Creo que a este paso tendremos que introducir en nuestro blog una nueva sección destinada a los pasatiempos, ese apartado que antaño incorporaba cualquier periódico, ya fuera de tirada local o nacional, y que la prensa digital de hoy en día ha dejado en el olvido. Incluso la tira cómica a la que todos echábamos un vistazo (precisamente esta semana fallecía Forges, humorista, dibujante e ilustrador, cuya viñeta diaria echaremos de menos). Pero no son éstas las razones que me llevan a pensar en introducir este género periodístico en el blog, sino otros hechos relevantes que afectan a nuestro acervo cultural y que no sabe uno si tomar a risa o en tono de humor. Si el mes pasado dimos cabida a una "Adivinanza" para explicar otro de estos hechos, en este mes de febrero podriamos tratar de jugar a "Encuentra las diferencias" con otra acción de la que esperamos explicación (o no).
Recuerdo que hace años iniciamos nuestra cruzada contra la inadecuada utilización del topónimo y los símbolos municipales con el que se identifica a nuestro pueblo, al ver que esta circunstancia seguía generalizándose exponencialmente. Algo que Ventura Leblic atribuía al desconocimiento en uno de sus artículos relativo a la identidad cultural de los castellano manchegos, con alusión principal al caso de Burguillos de Toledo. Han pasado cuatro años y hemos conseguido que el nombre de este pueblo se utilice cada vez mejor, es decir, en toda su extensión. Aunque hay quién aún se empeña en mutilarlo y desposeerlo del apellido toledano que lo diferencia de las otras poblaciones españolas que comparten su misma denominación de Burguillos. Ciertamente, el ahorro del lenguaje, en estos tiempos en que todo vale, no conduce sino a la pérdida de identidad de un colectivo como el nuestro y, por tanto, de nuestra cultura, aunque sea de una manera velada e inconsciente, para nada premeditada.
Lo que si es premeditado es empeñarse en alterar aquello que somos, como titulaba Leblic en ese mismo artículo (La Voz del Tajo, 6/10/2015). Y es que nuestros actuales dirigentes han creado sus propios medios de difusión, una nueva simbología municipal no oficial, sus propios colores identificativos... y han reformado aquello que no les gusta, adaptándolo a sus pretensiones e ideología, sin tener en cuenta aquello que somos y de dónde venimos. Es decir, una nueva identidad. La suya, claro. Y quieren hacerla extensible al resto. A lo colectivo. Al común de los mortales de la comunidad municipal que les alberga. Pero sin contar con ella y sin su consenso. Más bien al margen. Aunque ellos se jacten de representar a la colectividad, quizá algún día se justifiquen diciendo que las asambleas ciudadanas no tuvieron el éxito esperado. Como casi nada de lo que han hecho, lo cual demuestra el rechazo a que se ven sometidos. Dice un refrán que Obras son amores y no buenas razones, pero siguen en el empeño.
Pero lo que es peor, continúan destuyendo y haciendo desaparecer las huellas y todo rastro de las anteriores corporaciones contrarias a su signo político. Como si eso fuera vital para ellos. Esencial para hacerse valer sólo ellos. Creo que aún siguen en nuestra mente las imágenes de los negativos efectos destructivos del fundamentalista régimen talibán en Afganistán. ¿No es eso suficiente para hacernos pensar? Así que, independientemente de las razones que puedan existir para tomar estas medidas u otras parececidas, desde esta tribuna seguiremos denunciando estas afrentas al resto de la ciudadanía, porque son atropellos contra nuestra cultura, la de Burguillos de Toledo. Una cultura que se construye a lo largo de siglos y que no puede cambiarse de la noche a la mañana por capricho de unos pocos que, además, siguen empeñados en ser minoría.
¡Hasta los pasatiempos del mes que viene! Que seguro que los tendremos, pues aún está por ver si la remodelación del ayuntamiento no nos deparará alguna nueva sorpresa. Yo apuesto que sí.
Recuerdo que hace años iniciamos nuestra cruzada contra la inadecuada utilización del topónimo y los símbolos municipales con el que se identifica a nuestro pueblo, al ver que esta circunstancia seguía generalizándose exponencialmente. Algo que Ventura Leblic atribuía al desconocimiento en uno de sus artículos relativo a la identidad cultural de los castellano manchegos, con alusión principal al caso de Burguillos de Toledo. Han pasado cuatro años y hemos conseguido que el nombre de este pueblo se utilice cada vez mejor, es decir, en toda su extensión. Aunque hay quién aún se empeña en mutilarlo y desposeerlo del apellido toledano que lo diferencia de las otras poblaciones españolas que comparten su misma denominación de Burguillos. Ciertamente, el ahorro del lenguaje, en estos tiempos en que todo vale, no conduce sino a la pérdida de identidad de un colectivo como el nuestro y, por tanto, de nuestra cultura, aunque sea de una manera velada e inconsciente, para nada premeditada.
Lo que si es premeditado es empeñarse en alterar aquello que somos, como titulaba Leblic en ese mismo artículo (La Voz del Tajo, 6/10/2015). Y es que nuestros actuales dirigentes han creado sus propios medios de difusión, una nueva simbología municipal no oficial, sus propios colores identificativos... y han reformado aquello que no les gusta, adaptándolo a sus pretensiones e ideología, sin tener en cuenta aquello que somos y de dónde venimos. Es decir, una nueva identidad. La suya, claro. Y quieren hacerla extensible al resto. A lo colectivo. Al común de los mortales de la comunidad municipal que les alberga. Pero sin contar con ella y sin su consenso. Más bien al margen. Aunque ellos se jacten de representar a la colectividad, quizá algún día se justifiquen diciendo que las asambleas ciudadanas no tuvieron el éxito esperado. Como casi nada de lo que han hecho, lo cual demuestra el rechazo a que se ven sometidos. Dice un refrán que Obras son amores y no buenas razones, pero siguen en el empeño.
Pero lo que es peor, continúan destuyendo y haciendo desaparecer las huellas y todo rastro de las anteriores corporaciones contrarias a su signo político. Como si eso fuera vital para ellos. Esencial para hacerse valer sólo ellos. Creo que aún siguen en nuestra mente las imágenes de los negativos efectos destructivos del fundamentalista régimen talibán en Afganistán. ¿No es eso suficiente para hacernos pensar? Así que, independientemente de las razones que puedan existir para tomar estas medidas u otras parececidas, desde esta tribuna seguiremos denunciando estas afrentas al resto de la ciudadanía, porque son atropellos contra nuestra cultura, la de Burguillos de Toledo. Una cultura que se construye a lo largo de siglos y que no puede cambiarse de la noche a la mañana por capricho de unos pocos que, además, siguen empeñados en ser minoría.
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