domingo, 4 de febrero de 2018

San Blas 2018


Nos dirigíamos hacia la ermita cuando aún no despuntaban ni los primeros rayos de sol. Había que montar todo lo que teníamos preparado y organizado desde hace días, pero el cielo aparecía ligeramente encapotado. La temperatura era algo fría y las previsiones de un día soleado no parecían cumplirse a primera hora de la mañana, por lo que todo era una incógnita por descifrar. Al menos, el molesto viento de otros años parecía no acompañarnos de momento.

Sin más preámbulos continuamos con nuestras tareas para engalanar la ermita y montar los preparativos para el refresco y el reparto de la limonada. Este año, como novedad y en vista de que el cementerio ya queda aislado del patio de ermita, colgaríamos los tradicionales banderines con la enseña española que ondean en todas las verbenas y fiestas que se celebran a lo largo y ancho de la geografía nacional. O en cualquiera de las romerías toledanas, como la de la Virgen de la Guia, la de la Cabeza, la Virgen del Valle, etc.



Y así, sin darnos cuenta, fue saliendo el sol. El cielo se tornó azul intenso y la ermita empezó a ofrecer un aspecto de fiesta grande, por lo que Pedro y Miguel Angel se aprestaron a lanzar los primeros cohetes para que en el pueblo la gente comenzara a desperezarse.





















Los demás, mientras tanto, ocupados en el resto de labores, no paraban ni un momento. Ya no quedaba mucho tiempo para perder, pues la salida de la procesión se iba aproximando, aunque hubo quien fue capaz de hacerse un hueco para tomar el primer refrigerio...





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