Si devastador fue este torrente en la zona de Cobisa, hay que pararse a ver las imágenes de la desembocadura del arroyo de la Degollada para darse una idea de la ingente cantidad de agua que se precipitó de manera súbita por entre estas laderas, arrastrando cuanto a su paso encontraba.
Debajo del puente de la Degollada el reventón del arroyo asoló los taludes laterales, ensanchando el cauce hasta las mismísimas bases del puente y dejando rocas al descubierto, algunas de las cuales arrastró aguas abajo, a los pies del cerro del Bú. En la misma desembocadura, la enorme cantidad de lodo y piedras arrastrada generó un delta que se introdujo en el mismo río Tajo, incapaz de detenerlo, el cual aún queda como un pequeño dique que empuja la corriente hacia el margen derecho del río.
Más arriba, el idílico paisaje frecuentado por los senderistas toledanos estos años de atrás, con el redescubrimiento de las cascadas que existen no lejos de allí, la desolación es aún mayor. En este lugar lo que ha dejado es ingentes cantidades de arena acumuladas (algunas del tamaño de un barco) y restos de vegetación arrastrada, además de destruir el cauce y socavar en las rocas.
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