Sucede, a veces, que las cosas cambian de lugar. Unas veces se mantienen en un entorno cercano a su primitivo y original enclave, pero otras veces se descontextualizan e, incluso, dejan de verse o desaparecen.
Los dueños del terreno donde estaba esta piedra a la que en su día la dedicamos un espacio en este blog, la han desplazado desde el margen de la calle Varela, que tampoco sabemos si aquel era su enclave original, hasta el berrocal que hay enfrente, al lado del arroyo. No es que la hayan alejado mucho de allí y quizá tampoco tenga demasiada importancia. Vuelvo al hecho de que se conozca su existencia, su ubicación y poder hacer un seguimiento de lo que se pueda hacer con ella en un futuro. No dudo que donde se ha situado ahora, incluso, vaya a ser más visible y que encaje con el entorno.