"Mi antedicho amigo, el señor ingeniero,
me manifestó que al abrir la zanja de drenaje número 1 y cuyo emplazamiento
corresponde al final del prado de la mencionada dehesa en su extremo N.E. y en
dirección normal al “arroyo llamado de la Rosa”, se encontraron algunos fósiles
en la capa de arena y grava primera que existe sobre la masa granítica que
forma el fondo de la zanja; y al demandarle su opinión acerca del interés y particularidades
histórico geológicas del hallazgo en cuestión, me manifestó que su humilde
parecer le condensa en la forma siguiente: indudablemente la superficie del
terreno en el lugar de hallazgo la formaba en la época geológica en que
vivieron los seres cuyos fragmentos han aparecido, la masa granítica al
descubierto, masa granítica que hoy forma el subsuelo y se encuentra a siete
metros de profundidad en la parte del valle donde se halla dicha zanja. Esto lo
prueba el que la superficie del granito a esa profundidad esté descompuesta,
cosa que le ocurre al granito al estar a la unión directa de la atmósfera; y
además demuestra esto que dicha época geológica es moderna, pues entonces la
atmósfera dicha estaba en condiciones muy parecidas a las actuales para
producir dicha alteración en la indicada roca.
Como los fragmentos son de mamíferos
rumiantes, por la disposición de las mandíbulas parece que se trata de animales
del periodo diluvial, como lo comprueba el que los sedimentos que forman el
suelo del valle, arenas, gravas y arenillas que se encuentran sobre los dichos
fragmentos, son de dicho periodo geológico.
Añadióme, que no cree que este
descubrimiento sea de gran interés para la geología, pues sin duda estos restos
no forman ningún yacimiento “in situ” de fósiles, sino arrastrados a este lugar
por las aguas del valle juntamente con cantos rodados que les rodeaban.
Habiéndome cedido dicho señor
González, los citados fósiles los he donado en su nombre al Instituto General y
Técnico de Toledo".
[ continuará... ]
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