"Cerca de la mencionada zanja, y a derecha e izquierda de arroyo, he visitado ruinas de antiguas construcciones de piedra—sin argamasa—de traza rectangular, con algunos semicírculos a guisa de cubos de muros de defensa. Recuerdan las edificaciones de Numancia, hechas con barro, que ha desaparecido.
En el mismo prado, y en derredor de la zanja y las ruinas, he recogido varios fragmentos de vasos cerámicos pre-ibéricos, ibéricos y romanos, lisos y decorados con incisiones circulares y bandas coloreadas, un pezón de vaso-catino, agujereado, para ser suspendido, trozos de tinaja gruesos y con robustos bordes, un fragmento de hierro laborado y otro de teja romana.
El ya aludido señor ingeniero ha encontrado en el mismo lugar, sembrado de restos cerámicos y toscos vidrios, un bloque de un decímetro cuadrado de sustancia vítrea que por su color azulado, su brillo e irisaciones simula un trozo de pérfido hermoso que lleva adherido en su base una capa de yeso al parecer.
Todos estos hallazgos inducen a probar que el preibérico poblado de Burguillos, estuvo emplazado en el sitio precisamente en que radican las ruinas y zanjas descritos y en donde he hallado, a flor de tierra, los restos de cerámica negra y roja—preibérica y romana respectivamente—mas los restos de rumiantes mencionados y el bloque producto de fusión azulado.
¿Cuál fuera la “causa” o “razón” que determinara la creación del nuevo poblado y el abandono del preibérico y romano?... Las ciencias médicas lo manifiestan sin que haya lugar a duda del por qué tal resolución.
El gran contingente de manantiales que dieron nombre al “Burgo” o “Aldea”, ocasionaban –y aun al presente producen—crecida estadística de enfermos de “paludismo”; en vista de lo cual, en los finales de la época de la dominación musulmana y comienzos de la reconquista, se trasladaron progresiva y paulatinamente los moradores del pueblo de la dehesa de “Sielma” al altozano del actual “Burguillos de Toledo”, huyendo del continuo y mortificador contagio del gas, microbio, emanaciones, etc., de los manantiales, que transforman la dehesa en un “pantano”, en que brotan juncales innúmeros".
[ continuará... ]
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