Cuando la envoltura exterior del fruto pierde su color verdoso y aterciopelado, adquiere un tono más rosado y comienza a secarse, hasta que se abre por una de sus aristas y deja asomar el fruto que custodia. Este es el momento de comenzar a su recolección. En este año, precisamente, y dado los precios alcanzados por la almendra, son muchos los que se han lanzado a recolectarlas, sobre todo en aquellos lugares donde este árbol crece olvidado de sus dueños.
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