Es tradicional en nuestras vidas la celebración de la llegada de un año nuevo con la mayor de las fiestas, la unión de las familias y el mejor de los deseos para el año que comienza. Al mismo tiempo, se despide con regocijo al año que acaba de pasar y así, una de las expresiones más utilizadas es la de "Feliz entrada y salida de año". Pero este año ha sido distinto. Puede ser que en algún caso particular, o en el de alguna familia en concreto, se espere con la misma expectativa el año nuevo que el de las ganas que acabe cuanto antes un año nefasto; pero, que ese sea el sentir general y que un año tan denostado por todos como éste, y que la intensidad del deseo de borrarlo cuanto antes de nuestras vidas, fuera más fuerte que las expectativas que nos genera la llegada de un nuevo año, yo creo que no lo había vivido nunca.
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