Los rigores veraniegos se han adelantado al mes de mayo y los campos ya se han teñido de ese color característico que sigue a los verdes que nos regalaron las últimas lluvias; aún así, escasas para que los cereales crecieran lo suficiente. Fijaros que apenas levantan 40 centímetros del suelo y ya están secos y las cosechadoras trabajando.
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