Si existe un oficio que no puede practicarse en secreto, es el de pregonero. El pregonero es todo lo contrario a la discreción. Se le tiene que oír. Es una persona que pretende llegar a los demás con su voz y con su ingenio, para dejarles un mensaje. Y aquí me tienen ejerciendo un oficio extinguido que no es el mío, pero que asumo de parte del Señor Alcalde, de manera ocasional y con mucho gusto.
No es la primera vez y puedo que no sea la última que colaboro con vuestro Ayuntamiento o con alguna Asociación Cultural y esto desde hace tiempo. Tiempo lejano. La primera vez fue cuando un grupo de vecinos de Burguillos se empeñaron en recuperar la ermita de San Blas. Eran los años 80 y desde la A.C. Montes de Toledo se les dio apoyo. En el año 1.984 la Revista de la Asociación publicaba en portada aquella ermita llamando la atención sobre ella. Por aquellos entonces el pequeño templo estaba en una situación lamentable. Con el tejado medio hundido, el interior lleno de escombros, puertas desvencijadas, abandono y deterioro.
Parecía un proyecto imposible su recuperación, pero cuando se pone empeño y a San Blas por delante y los vecinos detrás, no hay años que pasen sin ver avanzar las obras de rehabilitación de este bien patrimonial de Burguillos de Toledo y se contemple al final una feliz realidad. San Blas ya va a su casa y dentro no se moja.
Ustedes lo han entendido bien y creo que les anima esa frase tan repetida en nuestra Asociación (que también es la suya): "Los pueblos que no protegen su cultura, pierden su identidad". Esto ¿qué significa?. Pues que la identidad de un pueblo es su alma. Así como las personas disponemos de un alma, que es el principio de la vida y nos hace como somos, los pueblos también deben tener algo que les caracteriza, que esencialmente les identifica; y para descubrirlo, documentarlo, mantenerlo, protegerlo y divulgarlo está eso que llaman cultura.
La cultura es como el recipiente del saber del pueblo y su memoria. Si no lo protegemos y le llenamos poco a poco, pues nos encontraremos con un pueblo vacío, pobre y sin rumbo, sin saber de dónde viene y a dón de va. Nos encontraremos un pueblo sin alma, un pueblo muerto.
Proteger nuestra cultura es ganar en alma, en vitalidad y en identidad.
El caso de Burguillos de Toledo, según lo veo, es que tiene el recipiente abierto a iniciativas culturales que le van llenando poco a poco, y sus señas de identidad se robustecen, con nuevas aportaciones. ¿Dónde están las señas de identidad de un pueblo? Pues en muchas manifestaciones, bien sean populares o eruditas. Se encuentran en sus símbolos, en sus costumbres, en la religiosidad popular, en la forma de vestir, comer, trabajar, festejar, en los bienes patrimoniales, en la historia local... en todo aquello que permanece y se asume para que continúe. Ello os define como de Burguillos de Toledo y no del pueblo vecino. Pero no podemos olvidar que tenemos rasgos comunes con los vecinos porque no somos comunidades aisladas ni cerradas. Pertenecemos junto con otros pueblos, con los que tenemos afinidades comunes, a una comarca,
Nosotros no somos asturianos, por la misma razón que no somos manchegos, lo que no quiere decir que asturianos y manchegos sean gentes de otro planeta, son compatriotas nuestros y además son buenas gentes. pero el que ha nacido o vive en Burguillos de Toledo no puede llamarse talaverano; ni Toledo ser "capital de la Mancha" porque Toledo no es la Mancha, será capital de una Región que por acuerdos políticos se llama "Castilla la Mancha" y nada más. Una región cuya identidad es castellana y después lo demás. Lo castellano es lo único que nos une en esta región artificial, no lo manchego.
Estos mensajes del pregonero, sin duda, se quedan flotando en el aire y con el movimiento de las banderitas puede que se diluyan entre los aires de fiesta que justifican el pregón, pero aquí quedan.
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