sábado, 6 de diciembre de 2014

De los pregoneros (2ª parte).


Hablando de pregones, muchos de ustedes quizá no hayan oído al pregonero de verdad en su "salsa". Al pregonero funcionario del Ayuntamiento, empleado en mil negocios municipales "factotum", alguacil y además pregonero.

Un honroso menester al que se dedicó Lázaro de Tormes, quien dijo: "tengo cargo de pregonar los vinos que en esta ciudad (de Toledo) se venden, y almonedas y cosas perdidas; acompañar a los que padecen persecuciones por la justicia y declarar a voces sus delitos: pregonero en buen romance". Lázaro se siente honrado con su oficio, con su último oficio y añade: "yo le he usado tan fácilmente que casi todas las cosas que al oficio tocan, se pasan por mi mano. Tanto que en toda la ciudad el que ha de echar vino a vender, o algo, si Lázaro de Tormes no entiende en ello, hacen cuenta que no sacan provecho". El ser pregonero en Toledo, como ven, fue un buen oficio, pues era persona casi imprescindible en los negocios y en las ventas. Era el publicista de hoy, en el siglo XVI. Pregonaba, como dice, los buenos vinos toledanos, los propios de su amo, el arcipreste del Salvador, y los vinos de los demás.

¿Qué tiene que ver Lázaro de Tormes con Burguillos de Toledo? Pues si, pregonaba los vinos toledanos, es decir de la jurisdicción de la ciudad, sin duda, pregonaba los de Burguillos de Toledo, que eran los más vendidos. ¿Quién lo puede negar? Así pues, Lázaro de Tormes fue el más ilustre publicista de los caldos burguillanos.

Un producto adquiere fama por su calidad y por saber venderlo. Lo primero lo ponían el cuidado de los agricultores burguillanos y lo segundo quienes en Toledo sabían venderlo. Estaban convencidos que los vinos bien pregonados aseguraban la venta.

Recuerden ustedes que Burguillos de Toledo, en el siglo XVI, era conocido como "la bodega de Toledo". La fama precedía a este pueblo por sus buenos vinos. Tanto fue así que el propio Emprerador Carlos V les concedió el privilegio de no alojar en sus casas a nadie de la Corte, cuando esto se hacía de manera forzosa; y otros dos privilegios más, les eximía de dar este tipo de alojamiento a soldado alguno, para evitar alterar el almacenamiento de aquellos vinos que el Emperador pretendía garantizar y proteger. Hasta tres privilegios reales recibió Burguillos de Toledo para preservar su vino que, sin duda, era uno de los favoritos en la mesa imperial. Para recordar esta riqueza histórica que tanta fama le dió al pueblo, se colocó una cepa de vid en su escudo municipal, está puesta sobre un muro, que también nos recuerda los antecedentes históricos de Burguillos de Toledo, donde existió, en el siglo XII, una iglesia dedicada a Santa María de Burguillos, que por haber moros en la frontera de Calatrava, un poco más allá de Los Yébenes, estaba fortificada y defendida por un muro que también protegió a los primeros repobladores de esta villa, que debieron ser mozárabes toledanos. Este primitivo núcleo rodeado por una cerca o muro le llamaron pequeño burgo o pequeño arrabal fortificado: Burguillos; rodeado de viñedos que producían en época de Felipe II unas 25.000 arrobas anuales de un "vino claro" que se vendía en Toledo y... pregonaba Lázaro de Tormes. Quizá algún recuerdo al pregonero de los vinos burguillanos, Lázaro, podía apareer en algún rincón de la población. Porque no sé si encontraremos algún documento que lo pruebe, pero en el último capítulo del "Lazarillo" tenemos sus propios palabras, en donde dice que, lo repito, fue pregonero de vinos de Toledo. ¿Cómo es posible que en la ficción o realidad de la obra, no lo hiciera con los más célebres del momento, cuando Burguillos era considerado como la "bodega de Toledo"?.

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