lunes, 8 de diciembre de 2014

De los pregoneros (3ª parte)

Fotografía perteneciente al libro "Las Edades de un Pueblo"

Dice Don Perogrullo que del pregón, es protagonista el pregonero, también conocido como "la voz pública". Es posible que aún muchos burguillanos conocieran al último pregonero de verdad, Pedro "el cartero", quien cumplió como el mejor de sus predecesores en el oficio. Su imagen era como la del pregonero de otros pueblos: gorra de plato, chaqueta de pana, corneta dorada, pregón memorizado, buena voz; y con entonación propia y casi siempre pegadiza, que lanzaba la cantinela previo toque de corneta. Se paraba en plazuelas y esquinas estratégicas y allá acudían chiquillos, mujeres con el cántaro en la cadera y hombres curtidos por el sol. Todos aguzando el oído y las entendederas para captar el mensaje que oían e interpretaban. Después se inventaron los altavoces en las torres, y como todos sabían leer, se fijaron los bandos del Alcalde en lugares públicos. El altavoz fue el sustituto inmediato del pregonero de a pié, que pasó poco a poco a mejor vida. Los pregones en aquella fase digamos "modernizada" se hacían con su equipo de amplificación, y aún fueron cosa del pregonero, pero ahora desde el Ayuntamiento, sentado a la sombra y sin esfuerzo. La voz del pregón por los altavoces era artificial, metálica y sonaba a bocina. Si no se entendía, pues el pregonero se ahorraba las repeticiones y explicaciones. Pero es verdad que se perdió el contacto personal con los vecinos. Ahora por el altavoz, el tono era cansino, sin gracia y se limitaba a una simple lectura corta. Ya no se iniciaba con el "de parte del señor Alcalde, se hace saber...". Comenzaba con los pitidos oportunos de acople de la megafonía, con un escueto: ¡Atención, pregón!.

Y con aquello del altavoz se suprimieron los paseos del pregonero y el encuentro con los amigos con los que citarse en la taberna del tío Paco, claro está fuera de las horas de servicio. Y así fue acabando la vida y funciones clásicas de la "voz pública", convertido en un anacronismo en la era de las comunicaciones.  Se fueron los pregoneros con los campaneros, con los tostoneros, los afiladores, los barquilleros, los helados de maquinilla dosificadora o el raspado de limón. La humanidad ha dado un salto brutal en tecnología, ha roto todas las previsiones, con el peligro de deshumanizarnos, de crear una sociedad de seres, no de personas. Los pregoneros se han refugiado en su metáfora y aquí nos tienen a los "postizos" pidiendo un recuerdo agradecido y respetuoso para aquellos que se alejan cada vez más y más de nuestra memoria y por lo menos una vez, previa a las fiestas, los resucitamos simbólicamente, encarnándose en los pregoneros honorarios del siglo XXI, que tratan de exaltar las bondades y recuerdos de un pueblo, en el corto espacio de lo que dura un pregón.


Cuando se repasa el álbum fotográfico de Burguillos de Toledo, editado en 1994, con el título acertadísimo de "Las edades de un pueblo", en el que me cupo la suerte de colaborar, descubrimos como las tradiciones se transmiten y continúan. Se actualizan y nos permiten poner cara a nuestros antepasados y descubrir cómo ellos también sabían divertirse en las fiestas, en las bodas, entre los amigos, en la taberna, en el patio de la casa, en el baile, en el fútbol, cazando, montando a caballo o en la Vespa. Los quintos se colocaban el gorrito cuartelero y con la pandereta salían a cantar. Los expertos en el baile de la bandera demostraban delante del Cristo o la Virgen sus habilidades en este arte. (Mis saludos a la Escuela de Baile de la Bandera, maestro y aprendices). Burguillos de Toledo en fiestas es la continuación documentada por la fotografía, los escritos y la memoria colectiva de un acontecimiento popular, siempre vigilado por esa afilada torre que como un cuchillo corta el viento, como la "faca" caminito de Andalucía, y se mantiene en el horizonte como mojón elegante y esbelto rematado por el capitel que nos indica o señala el centro de Burguillos de Toledo, para aquel que se aproxima por alguno de sus cuatro costados.

Esta elegante torre continúa siendo testigo de tantos y tantos acontecimientos que secuencialmente han ocurrido en el pueblo, desde que la torre es torre, hija de otra torre y nieta de aquella iglesita fortificada de la Edad Media. Pregunten a la torre, Torre adornada en fiestas con arcos luminosos. Torre que espera a sus vecinos, torre quieta, torre que siente, torre avisadora, torre testigo, torre que desea con los burguillanos que se abran las puertas de la fiesta en honor al Cristo de la Fe, que en definitiva es lo que vengo a pregonar de parte del señor Alcalde.

Siento no ser una actriz de la tele, ni una señora de buen ver, atrevida y con buen caché, que a veces por subirse al balcón, sin saber muy bien en qué pueblo está, se lleva un buen pellizco del presupuesto festivo. Ni tampoco ser un político que convierte el pregón en un mitin. Espero que la ocurrencia de llamar a un académico identificado con el mundo rural y su desarrollo cultural, haya sido algo distinto. Y dicho esto , el pregonero quiere concluir anunciando, con el chu-pi-na-zo, que las fiestas de Burguillos de Toledo de 2014 comienzan presididas por la alegría, el buen humor, restos de la crisis y , sobre todo, desando a todos los habitantes de este Burguillos de Toledo y a quienes le visitan, que sean felices dentro de lo posible y se diviertan con tiento y con modo.

Ventura Leblic.


No hay comentarios:

Publicar un comentario